La gesta de Andrés Soliz Rada
Andrés Soliz Rada luchó toda su vida por revalorizar la cultura nativa y combatir el colonialismo.
El auditorio de la Cámara de Diputados estaba lleno de bote a bote. Aunque desde la testera el compadre Carlos Palenque aplaudía, ya tenía la mirada perdida; y pese a que Andrés Soliz Rada se esforzaba por explicar el contenido del libro que estaba presentando, La fortuna del Presidente, el aire permanecía inmóvil. Un par de días después fallecía Palenque, cuya alma ya había partido antes, lo que explicaba el ambiente inusualmente extraño de aquella jornada. La desaparición de Palenque consternó a Soliz y a gran parte de la población boliviana. Y con su líder, murió también su partido, Conciencia de Patria (Condepa), del que Soliz había sido ideólogo. Sin embargo, ello no fue óbice para que continuase con la defensa de los recursos naturales en diferentes escenarios, ya sea como periodista, dirigente sindical o como autoridad.
El modelo endógeno que contribuyó a forjar tenía notables coincidencias con el modelo económico, social, comunitario y productivo que actualmente lleva adelante el gobierno del MAS. Observando las limitaciones del katarismo y del indigenismo, Soliz acuñó la “visión indomestiza” como base de un nuevo proyecto patriótico inclusivo, que buscaba levantar las banderas de la soberanía, revalorizar la cultura nativa y combatir el colonialismo interno y externo.
Fue un defensor incansable de la causa marítima y amigo de personalidades como el uruguayo Eduardo Galeano y del chileno Pedro Godoy. Ya en esa época relativamente temprana de fines de los 80 y principios de los 90 Soliz había previsto la importancia de recuperar el camino bolivariano y la necesidad de construir la patria grande para que América Latina pudiese conquistar un lugar en el mundo.
Andrés Soliz Rada y Carlos Ponce Sanginés fueron los primeros en desenmascarar a Gonzalo Sánchez de Lozada en tiempos en que el discurso de
Goni tenía tanto éxito que la mayor parte de la población lo apoyaba. En los 90, combatieron la capitalización desde el semanario Crítica, primero, y desde el vespertino Post Meridium, después, dando dura batalla a la enajenación de los recursos naturales.
El libro de Soliz La fortuna del Presidente es una denuncia minuciosamente documentada de la falta de escrúpulos de Goni, quien siguiendo los pasos de Simón Patiño saqueó los recursos mineros de Bolivia para acumular una inmensa fortuna. Por ejemplo, en una de sus páginas revela que entre 1961 y 1979 la empresa minera Porco primero y Comsur después explotaron plata sin pagar ningún tipo de impuesto o regalía al Estado boliviano. Ese libro también explica cómo la capitalización, medida que enajenó y extranjerizó el control de la economía boliviana, liquidó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) haciendo que el país perdiera su independencia energética, sus reservas estratégicas y el monopolio que tenía sobre la red de oleoductos y gasoductos.
El profundo conocimiento que Soliz tenía sobre el tema gasífero y sus patrióticas convicciones políticas hicieron que Evo Morales lo nombrase ministro de Hidrocarburos de su primer gabinete, cargo en el que fue uno de los artífices de la nacionalización de los hidrocarburos. Como ministro se rehusó a negociar con la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, a la que acertadamente denominó “el sindicato de las transnacionales”, pero sí negoció con las empresas petroleras una por una, dejando así bien claro que el gas es boliviano.
El título de este obituario es una paráfrasis del nombre de la novela de Marcos Aguinis, La gesta del marrano, libro que una vez me prestó don Andrés, y que refiere la heroica lucha de un hombre en la época de la Inquisición, quien por no renegar de sus ideales sufrió persecución y tortura y fue condenado a morir en la hoguera, dejando un testimonio con su vida. Un testimonio de lucha y de principios igual al que Andrés Soliz Rada dejó con su vida.