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El significado político de varios asesinatos

Existe gran expectativa en el Gobierno y en la opinión pública para identificar y castigar a los culpables del asesinato del Dr. Rodolfo Illanes, viceministro en el Ministerio del Interior. Su homicidio es un hecho muy lamentable, que se inserta en el marco de una lucha política oscura y difusa que solo se aclarará cuando se identifique a los francotiradores que asesinaron a sangre fría a varios cooperativistas mineros. Saber quiénes son y por qué lo hicieron es la principal pregunta de coyuntura. Según el Gobierno, la identificación de las balas asesinas se dificulta porque los peritos en balística estaban de viaje. Los francotiradores se infiltraron en un bando o en el otro, quizás en los dos, pero no se sabe quién los envió.

En muchos casos de la historia, hechos de esta naturaleza fueron impulsados por algunos grupos con el objetivo de enardecer a las masas para crear malestar. En el pasado, las luchas de este tipo eran relativamente claras, es decir, unos militaban en un bando y los otros, en el otro. Hoy día, cabe alguna duda sobre si los francotiradores responden a enemigos externos al Gobierno o a gente que se encuentra anidada en su interior. La duda emerge por cuanto en Bolivia no hay oposición, hay gente que se opone al Gobierno, pero no hay oposición organizada. Por otra parte, es poco probable que estas acciones hayan sido promovidas desde el exterior de Bolivia, aunque no es imposible. Descartando algunos sospechosos, ¿quién queda? En los días siguientes a estos hechos trágicos una mano invisible distribuyó filmaciones de las circunstancias en que se asesinó al Dr. Illanes. Se entregó una copia al periodista Carlos Valverde, en Argentina; ¿quién lo hizo? Estos audios muestran la indiferencia e indolencia de las autoridades de gobierno frente a las amenazas que sufría el Dr. Illanes.

Los combates del 24 y 25 de agosto entre las fuerzas del orden y los cooperativistas mineros pusieron en evidencia la debilidad orgánica de la Policía y su falta de formación logística. Fueron al campo de batalla como en las guerras napoleónicas, formados en fila horizontal como en los partidos de fútbol americano. Pusieron al jefe, el Dr. Illanes, por delante, sin ningún apoyo logístico (según declaraciones oficiales, su chofer fue a “comprar caramelos” cuando fue secuestrado). Las autoridades de gobierno hicieron y continúan haciendo declaraciones confusas, contradictorias y poco convincentes sobre las razones por las que no respondieron a los llamados de auxilio del Dr. Illanes. El miércoles 7 de septiembre, el Ministro de Gobierno y el de Minería fueron interpelados por el Parlamento. En aquella oportunidad una barra formada por empleados públicos los aplaudió y ovacionó, poniendo de manifiesto su poca sensibilidad con lo ocurrido. Todo esto genera muchas críticas y no sería raro que provoque una crisis de gabinete. En ese caso, habrá recomposición de fuerzas políticas al interior del Gobierno con ganadores y perdedores.

La alianza del trío político de apoyo al Gobierno (cocaleros, Fuerzas Armadas y cooperativas mineras) se ha disuelto. Era una coalición por demás sorprendente y onerosa. Los cooperativistas, que recibieron dádivas millonarias del Gobierno, afirman que son más de 100.000, lo que es imposible, pues a lo máximo son 40.000. Las Fuerzas Armadas cuestan varios miles de millones de dólares al país al igual que las cooperativas. Las primeras se mantienen leales, silenciosas y sumisas, pero el Gobierno debería haber supuesto que tarde o temprano perdería el apoyo de los mineros o que caería secuestrado en sus demandas. ¿Quién actuó para romper la triple alianza? ¿Hay un interesado detrás de bambalinas?