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Manual del neoliberal del siglo XXI

Días atrás, Unidad Nacional (UN) publicó un documento titulado Crisis del neocapitalismo de Estado, donde hace referencia a varios temas, afirmando al final que la economía boliviana estaría en crisis. Entre líneas se lee que el objetivo de dicho documento sería “alertar, una vez más, a la población y al propio Gobierno sobre la necesidad de enfrentar la crisis económica”. Pero ¿será que la economía boliviana está atravesando por una crisis?

Para empezar quisiera definir qué se entiende por crisis económica. Actualmente no existe consenso sobre el tema, sin embargo, puede ser definida como una situación en la que se generan cambios negativos bruscos en las principales variables económicas, es decir, un deterioro generalizado de las variables macroeconómicas, principalmente en el PIB, la tasa de desempleo y la inflación.

Respecto al PIB, este indicador creció 4,9% en el primer trimestre de la presente gestión, situando a Bolivia por tercer año consecutivo entre los países con mayor dinamismo económico. Si bien el crecimiento de la economía mundial sigue siendo frágil, con revisiones a la baja en sus perspectivas, y los organismos internacionales estiman por segundo año consecutivo una contracción del producto de América del Sur, Bolivia se posiciona como el país con el mayor crecimiento económico dentro de la región en 2016.

Por otro lado, el desempleo ha disminuido gradualmente. En 2005 era de 8,1%. En 2015 este indicador se redujo a 4,4%, situándonos entre los países con la tasa de desempleo más baja de América Latina. Asimismo la inflación hoy se encuentra controlada. Hasta agosto, la inflación acumulada era de 2,4%, esto a pesar de las sequías registradas en varios municipios, debiendo crecer a un ritmo de 0,7% mensual, para alcanzar su meta de 5,3% de inflación anual, que es poco probable que suceda.

También en el documento se puede observar una crítica feroz contra la incursión del Estado dentro de la economía, dado que existe una petición explícita de disminuir su participación a la mínima expresión. Esta propuesta va en contracorriente con las medidas que se están tomando en varios países del mundo. Recientemente Nouriel Roubini, un economista muy prestigioso y profesor de la Universidad de Nueva York, mencionó que “la política fiscal sería la única herramienta macroeconómica eficaz disponible para afrontar las presiones recesivas”. Países como Canadá, Japón, Alemania y Perú, entre otros, están asumiendo políticas fiscales expansivas; no obstante, Roubini advierte que “las medidas de estímulo fiscal deben ser ampliadas, particularmente en inversiones de infraestructura pública”.

Bolivia desde hace mucho tiempo que está implementando estas medidas de estímulo fiscal, apostando por un aumento sustancial de la inversión pública, direccionada a los sectores productivos e infraestructura. Es por ello que las tormentas económicas internacionales no nos afectan en gran magnitud, dado que después de ocho años consecutivos de superávits en las cuentas fiscales se ha logrado tener amortiguadores capaces de suavizar la caída sustancial que se registra por tres años consecutivos en los precios de las materias primas.

El hecho de que UN publique documentos donde afirman que Bolivia está en plena crisis económica debiera llamarnos a la reflexión. Este partido político más que alertar a la población está especulando, y el mencionado documento parecería más un “manual del neoliberal del siglo XXI”, ya que entre sus propuestas figuran las medidas que tradicionalmente se han aplicado a la economía en tiempos del neoliberalismo, siendo los autores del documento los paladines de la capitalización y los promotores del fracaso económico, quienes en su momento no lograron dar soluciones estructurales y sus políticas tampoco lograron generar resultados satisfactorios para el país.