Trump, Hillary y los mercados globales
A largo plazo el riesgo-Trump ‘podría ser un desastre financiero y económico (...)’
Las elecciones en Estados Unidos impactarán fuertemente en todo el mundo, y los mercados están empezando a vivirlo. En cualquier caso, el liberalismo económico quedará enterrado, ya que el único candidato que lo predica, Gary Johnson, obtendría solo el 13% de apoyo, según el Washington Post.
Insólitamente, Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú, alcanzó en septiembre una popularidad de 62%, dos puntos sobre agosto. O sea, que de todas las Américas el líder que con más fuerza propone el libre mercado es quien más crece en popularidad. Como todo lo que sube luego baja y a la inversa, este podría ser el principio del descenso de EEUU como primera potencia global y el surgimiento de América Latina.
Donald Trump ha afirmado que la jefa de la Reserva Federal (Fed) “no es republicana”, y propone una política monetaria basada en el dólar débil y en tasas de interés bajas, lo que fomentaría las exportaciones. Y sugirió que Estados Unidos refinancie su deuda. Aseguró que ni las pensiones ni el Medicare se tocan, y quiere aumentar el gasto público (al estilo keynesiano) con 1 billón de dólares para infraestructuras en cuatro años, incrementando el presupuesto en al menos 6,5% anual. Y así generaría 13 millones de empleos. En cualquier caso, esto probablemente dispararía a la inflación.
El candidato republicano propone la teoría del goteo (trickle down), la cual sostiene que si baja la presión fiscal a las altas rentas, la economía se beneficia. Es verdad que bajar los impuestos, que es dinero malgastado por los políticos, es bueno; pero resulta incoherente —y poco creíble— con el aumento en el gasto. Entre pocas desregulaciones, Trump eliminaría las restricciones al fracking (fracturación hidráulica) y a las emisiones de gases de efecto invernadero, “porque el cambio climático es un invento chino para que Estados Unidos deje de ser competitivo”. Asimismo va contra el libre comercio. Quiere renegociar el tratado con Canadá y México, amenazando con retirar a EEUU, y amenaza con declarar a China “manipulador de su divisa”, lo que terminaría en aranceles de hasta 100% a las importaciones de ese país. También propone abandonar acuerdos multilaterales (como el TPP, firmado con 11 países del Pacífico) y sustituirlos por tratados bilaterales.
A su vez, Hillary Clinton perpetuaría el legado de Obama, fomentaría más las energías renovables y expandiría el TPP; y endurecería la política exterior, aumentando el gasto militar. Impondría más regulaciones a los grandes bancos y prevé un gasto en infraestructuras de la quinta parte de lo que propone Trump.
Hillary triunfaría, según las encuestas, pero la probabilidad de que Trump gane impone temor. Según el Citi, a ello se debían los máximos de la cotización del dólar frente al peso mexicano, siendo que llegó a comprar más de 20 pesos por primera vez en la historia. Para Ihab Salib, de Federated Investors, “el muro de Trump está teniendo un impacto en el peso (mexicano)”. Y para Christopher Dembik, del Saxo Bank, la divisa azteca es “el barómetro más preciso del ánimo inversor”.
La deuda de EEUU también ha evidenciado el temor. En julio, el bono a 10 años ofrecía una rentabilidad inferior a 1,4%, y a mediados de septiembre se depreció hasta ofrecer una rentabilidad de 1,7%. Los analistas de Citi estiman que el riesgo-Trump está “parcialmente descontado”; en tanto que Saxo Bank considera que a corto plazo los inversores podrían manejar una victoria republicana, pero a largo plazo “podría ser un desastre financiero y económico (…) y podría (…) empujar al mundo a una nueva recesión”.