El sistema contraataca
El sistema de dominio patriarcal está reacomodando sus fichas y se sienten los sacudones.
Cada cierto tiempo este sistema de opresiones, al que denominamos patriarcado, busca reorganizarse, pues sus formas de lastimar a la humanidad y a la naturaleza ya no le son suficientes, y sus armas de opresión han perdido efectividad. Cuando llegan estos momentos, podemos hacer un recuento a lo largo de la historia, a veces el sistema entra en crisis y en otras se prepara para salir de uno de estos trances. Claro, su deseo es salir siempre bien parado y con ganancias.
Conste que cuando hablamos de sistema no nos referimos a una persona, sino a grupos de personas que toman decisiones en el mundo, que concentran el poder político, económico y cultural. En las crisis del sistema los estertores, esos terribles temblores, ocasionan desempleo, devaluaciones, masacres, genocidios, así como una profundización del machismo y la violencia hacia las mujeres, tanto por parte del propio sistema como de nuestros hermanos del pueblo que en vez de salir a protestar contra las injusticias descargan sus frustraciones contra las mujeres y las wawitas.
Hoy en día nos enfrentamos a un momento de crisis, y las salidas planteadas por los pueblos han sorprendido al sistema, y en el caso de Bolivia no esperaban que “el indio” pudiese gobernar, y hacerlo muy bien en términos de democracia, gobernabilidad y estabilidad económica, todos ellos conceptos que maneja el Banco Mundial.
El sistema de dominio patriarcal está reacomodando sus fichas y se sienten los sacudones; por eso resulta imprescindible desplegar toda nuestra creatividad para lograr la acumulación necesaria de energía transformadora y revolucionaria, a fin de poder dar el gran salto al Pachakuti del que hablan las abuelas.
Uno de los síntomas de este momento es que la violencia hacia las mujeres se está intensificando, está tornándose más cruel, más cínica, incluso por parte de los gobiernos populares que se conforman con bonitos discursos y leyes; sin embargo, no asignan recursos para combatir efectivamente la violencia hacia las mujeres. Incluso quieren reformar y corregir las leyes para regular la prostitución, cuando deberían estar haciendo política pública para terminar con la venta de los cuerpos de las mujeres.
Estos son síntomas del reacomodo del sistema: la violencia hacia las mujeres, el cinismo de encubrirla y decorarla. Luego de que el sistema someta más cruelmente a las mujeres, irá por los hombres de los pueblos, los y las trabajadores, los y las jóvenes. En estos tiempos me acuerdo del poema de Bertolt Brecht que Silvio Rodríguez hizo famoso, e infiero que no tenía relación con los hombres indiferentes al dolor de otros hombres, sino que primero vinieron por las mujeres, y luego vendrán por los varones. Esperemos tomar conciencia de ello y parar el reacomodo del sistema en su base, raíz y primer tiempo, que es el ataque a las mujeres.