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Defensa de Kilómetro Siete

Hay en esta época la costumbre de alabar a héroes de barro y olvidarse de los hombres que se han sacrificado por la patria. Precisamente, en este mes se conmemora un nuevo aniversario de la defensa de Kilómetro Siete, resistencia heroica que se llevó a cabo en noviembre de 1932 y parte de diciembre de dicho año, y que salvó al país de una derrota segura en el primer año del gran conflicto chaqueño.

Cabe recordar que después de la ocupación paraguaya de fortín Boquerón, donde también nuestros sacrificados soldados efectuaron una digna defensa, todo el frente boliviano del interior del Chaco comenzó a desmoronarse. Pronto las fuerzas paraguayas tomaron, casi sin lucha, los fortines Ramírez, Castillo, Yujra y se lanzaron en pos de alcanzar Arce, el mejor fortín de la zona. Y a pesar del esfuerzo desplegado para contener la avalancha paraguaya, Arce cayó, dando lugar a una penosa retirada de sus ya escasos defensores hasta fortín Saavedra.

Felizmente, para el país los paraguayos hicieron un alto en su ofensiva hacia el sur, para iniciar otra, rumbo al oeste, en procura de conquistar Fernández y llegar hasta Platanillos. Esta pequeña pausa permitió la reorganización del Ejército nacional en el fortín Saavedra, con la llegada de nuevos contingentes al Chaco. Las reorganizadas fuerzas quedaron bajo el mando del teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja.

El comandante Bilbao Rioja tuvo como apoyo fundamental al militar más valiente, inteligente y heroico que Bolivia tuvo en las arenas del Chaco: el mayor Germán Jordán. Este pundonoroso oficial ya se había distinguido en los combates que se llevaron a cabo luego de la pérdida de Boquerón. A siete kilómetros delante del fortín Saavedra, Bernardino Bilbao y Germán Jordán decidieron organizar el frente de batalla y propusieron defenderlo hasta el último hombre. La consigna que toda la división tomó y que era repetida constantemente fue “no pasarán”. La misma que había sostenido el Ejército francés en su gran defensa de la fortaleza de Verdun, durante la Primera Guerra Mundial.

El primer gran choque con las fuerzas paraguayas se dio contra el regimiento Corrales, que venía muy envalentonado por los fáciles triunfos obtenidos en Yujra y Arce. Este destacamento se precipitó contras las fuerzas acantonadas en Kilómetro Siete, provocando una violentísima lucha del 7 al 9 de noviembre de 1932, hasta con arma blanca, que a la postre solo sirvió para aniquilar a tan valiente regimiento paraguayo y para levantar la moral de las fuerzas bolivianas.

El Ejército paraguayo insistió durante todo noviembre y parte de diciembre en aplastar las fuerzas de Kilómetro Siete. Pero se estrelló contra una defensa enérgica y tenaz, que terminó por confundirlo. Además, comprendiendo que una buena defensa requiere de contraataques, Bilbao y Jordán lanzaron varios de ellos, en procura de la disolución de la ofensiva guaraní. Esta defensa activa acabó por agotar a las fuerzas enemigas, las cuales no tuvieron más remedio que abocarse a cavar trincheras y mantener estático todo el frente sur.

La defensa de Kilómetro Siete salvó al país de ser derrotado al inicio de la contienda, además, dio al Ejército la confianza y entereza necesarias para afrontar una larga y penosa guerra. La consigna de “no pasarán” se cumplió cabalmente. Pero, por desgracia, el 15 de diciembre, el mayor Germán Jordán, el hombre que más había contribuido a esa gran defensa, rindió la vida por la patria. Sus apenadas tropas bautizaron “Campo Jordán” a ese territorio que tanto había defendido y donde tuvo que ser enterrado.

Han pasado 84 años de esos heroicos acontecimientos y deben ser muy pocos los bolivianos que tengan presente tan extraordinaria epopeya. Lamentablemente, en nuestro país solo se recuerda a hombres muy discutibles y que se han destacado malamente en nuestra política interna, y se olvida fácilmente a figuras que, como Bernardino Bilbao y Germán Jordán, se sacrificaron por defender la honra y el territorio de Bolivia.