La ministra responde
Todos los mensajes elaborados por esa cartera dicen lo mismo: Evo es el proceso de cambio.
La ministra Marianela Paco es una militante disciplinada del proceso de cambio. Sabe guardar secretos. Por eso, al cabo de una sonada interpelación parlamentaria, fue aupada por los aplausos de la bancada oficialista. Lo mismo sucedió con la interpelación de los ministros Romero y Arce, el primero por el asunto de los cooperativistas, y el segundo, por las alfombras persas. Para vítores, la Asamblea.
El asunto es que la señora Paco no respondió en absoluto a las preguntas formuladas por los diputados opositores. Todo lo contrario, les encomendó a ellos la tarea de investigar los gastos de propaganda del ministerio a su cargo. “Aprendan a preguntar”, dijo, casi mentándoles la madre. Además, aprovechó la ocasión para pedir más equipamiento y personal para su Dirección de Redes Sociales. Y terminó invirtiendo con éxito el argumento del adversario político: la interpelación en su contra, dijo, constituye “un atentado flagrante al derecho a la comunicación y a la información del pueblo boliviano”.
En realidad, la actuación de la ministra esconde un secreto a voces. Todos sabemos que en 2007 el gobierno del MAS creó el Ministerio de Comunicación, una poderosa máquina comunicacional, con facultades para dirigir importantes medios (la televisión estatal, por ejemplo) y para definir la línea comunicacional del Estado Plurinacional. En 2011, ese despacho tenía Bs 70 millones de presupuesto, que se incrementaron a Bs 489 millones en 2011; es decir, sus recursos subieron un 700%. Al parecer, el deterioro de la imagen del Gobierno después del referéndum de 2016 ha querido ser revertido con una millonaria inversión en propaganda.
Resulta también evidente que casi todos los mensajes elaborados por esa cartera (ya sean de prensa, radio, televisión o redes sociales) emplean la imagen del presidente Evo Morales o lo mencionan de manera directa. Todos los mensajes dicen lo mismo: Evo es el proceso de cambio. En el lenguaje del marxismo se diría que estamos ante un culto a la personalidad. Evo Morales no carece de carisma, pero la propaganda intenta convertirlo en algo más que un líder, en el hombre-providencial.
Las urgencias políticas han distorsionado por completo el proyecto de un ministerio de comunicación, en sentido estricto. Ya no se trata de organizar entre varios actores el intercambio de demandas sociales, representación e información relevante de la gestión pública. No, su objetivo es fomentar el culto al líder, el principal capital simbólico del Gobierno, por una parte; y desacreditar a los ciudadanos que critican la línea oficialista, por otra. Estos son los secretos bien guardados de la ministra. ¿No deberíamos rebautizar esa repartición gubernamental? Podríamos llamarla el Ministerio de Culto o, a la manera de George Orwell, el Ministerio de la Verdad.