Tren bioceánico
Es necesario un consenso nacional en torno al proyecto del ferrocarril bioceánico.
El ferrocarril ha sido, literalmente, el vehículo de la modernidad desde el siglo XIX, sin embargo, en Bolivia nunca fue posible una integración nacional ferroviaria, quedando dos ramales separados, con destino al extranjero. Esa histórica deuda podría ser saldada, junto con la creación de una vía férrea para vincular los puertos en los océanos Atlántico y Pacífico.
En efecto, uno de los temas centrales de la agenda de la segunda reunión del gabinete binacional de Bolivia y Perú, que el viernes concluyó con la visita del Presidente del país vecino y la firma de un acuerdo con su homólogo boliviano, ha sido la construcción de un corredor ferroviario bioceánico que vincule los puertos peruanos con los brasileños. El proyecto viene siendo impulsado con gran entusiasmo por el presidente Morales, y acaba de recibir el pleno respaldo del presidente Kuczynski. Además, acaba de dejar en el archivo un proyecto similar, que proponía unir ambos océanos, pero sin pasar por Bolivia.
Se trata de una vía de 3.500 kilómetros que demandará una inversión de $us 7.000 MM para la construcción de la vía en Bolivia y otros $us 3.000 MM para el material rodante en los otros dos países. Se estima que en cinco años, el ferrocarril bioceánico estará transportando más de 6 millones de pasajeros y casi 10 millones de toneladas de carga. Hasta ahora, Alemania se ha mostrado más que dispuesta a involucrar a inversionistas privados y a un banco estatal; su Ministro de Transportes e Infraestructura Digital estuvo en el país y prevé volver a principios de 2017 para firmar una carta de intenciones.
China también ofrece créditos para el proyecto.
El camino desde esta suma de manifestaciones de interés hasta que la primera carga atraviese la flamante ferrovía es largo, y el tiempo parece corto. En Bolivia están hechos los estudios de preinversión y el Perú tendrá los suyos hasta mayo del próximo año. En este contexto, debería preocupar que Brasil no haya hecho todavía mayores anuncios al respecto; aunque el estudio boliviano contempla la vía desde Brasil hasta Perú. Asimismo, habrá que tomar decisiones y negociarlas con los otros involucrados en el proyecto. Por lo pronto, el Ministro de Obras Públicas boliviano ya adelantó que el país reclamará tener la sede de la empresa mixta que vaya a constituirse.
Los obstáculos políticos probablemente no sean pocos, desde la crítica al hecho de que la vía es parte de la Iniciativa de Integración Regional Sudamericana (IIRSA), cuestionada por ser funcional a los intereses del gran capitalismo global, hasta toda clase de oposiciones internas.
Es deseable que el debate sobre el avance de los acuerdos y las obras sea todo lo transparente posible; el impacto que tendrá para la economía y la sociedad del país, sumado a su evidente carácter geoestratégico, hacen necesario el consenso nacional en torno al proyecto.