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De la sastrería Nueva York al cielo

Aunque Miguel Plaza imaginó para él un futuro brillante como promotor del boxeo, ha terminado ganándose la vida como dueño de una sastrería en La Paz. Pero no es una sastrería cualquiera, es la “Gran Sastrería Nueva York” de la Potosí 73-74. La antigua vía Chirinos, donde se vendían paños y bayetas de Obrajes, ya es conocida como la “calle de los judíos”, y desde allí el reloj de la casa Brofman marca —aún hoy— el tiempo de la urbe. Para vivir, Miguel Plaza confecciona ternos para los acaudalados paceños, y le va bien. Incluso acaba de publicar un aviso en La República: “se necesitan buenos operarios”.

Para disfrutar de la vida, juega de delantero en el club The Strongest y ayuda a su hermano Andrés en sus peleas de “box”. Corre el año de 1927. Hace 12 meses que el chuquisaqueño Hernando Siles es presidente de Bolivia. La ciudad está cambiando con sus nuevos monumentos: en un plis plas se inauguran las estatuas de Bolívar, Sucre, Colón e Isabel la Católica. La Paz parece una ciudad moderna. Gamaliel Churata escribe poemas pasionales en los diarios y Enrique Finot es el “bestseller” del año con El cholo Portales.

El glorioso eleven de The Strongest está formado ya por veteranos. El equipo necesita renovación y el 8 de abril (aniversario XIX del club) se insta a “recobrar los antiguos prestigios”. El 19 de junio se inicia el campeonato. The Strongest, bajo la presidencia de Guillermo Vincentti, debuta con victoria frente a Unión Maestranzas y comienza a renovar el equipo con suplentes y jugadores de la segunda y tercera división; pero cae 3-5 ante Universitario. Mientras tanto, el “fenómeno del año” se llama Bolívar. No aquel Unión Bolívar de los artesanos de 1918, ni el efímero Bolívar Royal, ni por supuesto el vicedecano del fútbol orureño Bolívar Nimbles. Es un nuevo Bolívar y debuta ese 1927 (sí, como dicen, nació en 1925, no hay ni una línea de actividad en sus dos primeros y fantasmales años).

Entonces llega el partido del torneo: el invicto Bolívar, el equipo verde (sí, verde, su primer uniforme fue de ese color y no celeste) frente a The Strongest, que tiene una sola derrota. Es el 16 de octubre. Hay más de 3.000 personas en Miraflores y un score final que marca cero a cero. El gualdinegro forma así: Samsó; Orellana-Pacheco (back izquierdo); Vildoso, Nataniel Prado Barrientos y Soria Galvarro; Augusto Montes, Eduardo Reyes Ortiz, Miguel Plaza, Barreda y Sánchez. Por Bolívar: Wálter Miranda en el arco; Felipe Gutiérrez y Humberto Barreda de capitán en la zaga; Serrano, Nieto y Leclere como halfs; y Gómez, Sainz Malpartida, Roberto Segaline, Álvarez y el habilidoso Molina.

Bolívar se encuentra por primera vez en el campeonato a un “enemigo fuerte” (El Diario dixit). Con equilibrio en la primera mitad, en la segunda se nota marcado dominio gualdinegro. El referee suspende el partido a falta de varios minutos. El periódico de aquel martes 18 de octubre no explica las razones: “El empate no ha sido lógico, pues The Strongest ejerció ostensible dominio que se hizo patente, en especial, en las postrimerías del match. Acabó la partida anticipadamente cuando los gualdinegros bombardeaban furiosamente la valla defendida por Miranda, que fue favorecido visiblemente por la suerte. Las grandes figuras del field fueron Julio La Mar y Reyes Ortiz”.

De mutuo acuerdo se organiza una revancha que se disputa (fuera del torneo oficial, que termina ganando el olvidado Nimbles) en el Hipódromo Nacional de Miraflores un feriado de martes 1 de noviembre. Los dos cuadros repiten oncenos. Sobre el final de una primera parte sin interés, llega la apertura: un atolondramiento del arquero Miranda que deja ir una pelota disparada por Miguel Plaza pone el 1-0. En la segunda parte, Plaza baja a la defensa y de winger izquierdo se coloca Soria Galvarro. La presión constante trae tres goles consecutivos: dos de Eduardo El Chato Reyes Ortiz y el último de Sánchez. El dominio de los gualdinegros es contundente como el marcador final: 4-0. The Strongest se ha sacado la espina. Miguel Plaza vende ternos para opulentos en la calle Potosí. Y pasa, sin querer, a la rica historia secreta de The Strongest.