¿Hillary o Trump?
Entre republicanos y demócratas existen pequeñas diferencias, que pueden significar algo para el planeta.
Cuando llegan las elecciones en Estados Unidos, por las políticas que aplicó este país en el mundo en los últimos 30 años, no somos pocos los que nos vemos tentados a decir: “Gane Hillary o gane Trump, todo seguirá igual en el mundo”. Sin embargo, entre republicanos y demócratas existen pequeñas diferencias que, por lo delicado de la situación política del mundo, pueden significar algo para el planeta.
Hay poca claridad en las propuestas, pero sobre todo desazón en los propios estadounidenses, porque en estas elecciones se abrió, con Trump, el ciclo de la política como show farandulesco, en el que se recurre a cualquier artificio con tal de merecer la atención de la gente.
¿Nada cambiará para el mundo? Esta consideración surge por el tipo de políticas que aplica Estados Unidos en el planeta. Dicho de otro modo, no cayó nada bien lo que hizo el republicano George Bush al invadir Irak, como tampoco cayó bien el apoyo que dio la administración Obama al golpe de Estado en Honduras y el respaldo que da esta misma administración a un “golpista”/“traidor” como Michel Temer.
En coincidencia con algunas voces de Estados Unidos, se suele afirmar que es preferible que ganen los republicanos, porque al menos ellos promoverán su dominio sobre el mundo de manera frontal, e incluso agudizando las contradicciones.
Trump conquistó en pocos meses el corazón de la parte racista, blanca, xenófoba y ultraliberal de la población norteamericana, con declaraciones contra los migrantes mexicanos y otros exabruptos que ni en broma debiéramos aceptar los latinoamericanos, aunque los mexicanos lo hicieron. También es lamentable que gringos y gringas de diferentes regiones y estratos sociales de ese portentoso país hayan tomado en serio el retrógrado y belicista criterio de que llegó la hora de que alguien reponga el orden en el mundo.
Los demócratas, con Hillary Clinton a la cabeza, no son más blandos y de igual modo buscan preservar los intereses de Estados Unidos, pero cuando menos quieren jugar con más claridad a la política mundial. Es decir, utilizan medios más persuasivos y creen que el libre juego de las ideas en las sociedades democráticas es la base indispensable para lograr cambios en países como Cuba o Venezuela o en regiones del mundo árabe. En sus tácticas de dominio mundial son más inteligentes que los republicanos, y por lo mismo más peligrosos; pero no es moco de pavo reconocer que quieren jugar el ajedrez manteniéndose a mayor distancia en el uso de la fuerza para controlar el mundo. Las diferencias existen, la anterior es una de ellas.