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Salones de fiesta irregulares

Por lo general, las discotecas y los salones de fiesta se convierten en una verdadera pesadilla para los que tienen la mala fortuna de vivir o trabajar cerca de uno de estos establecimientos. Pues además de no tener sistemas que amortigüen el volumen de la música y el ruido que los caracteriza, los parroquianos, influenciados por el alcohol, suelen protagonizar peleas y gritos incluso varias horas después de acabada la fiesta; amén de constituir una fuente constante de inseguridad.

Por éstas y otras razones, para poder funcionar legalmente, este tipo de locales deben cumplir con una serie de medidas. Por ejemplo, además de sistemas aislantes que amortigüen el sonido, no pueden instalarse cerca de escuelas o centros de salud, y tienen que contar con medidas básicas de seguridad, como salidas de emergencia, extintores o usar revestimientos con materiales que no sean tóxicos ni inflamables, entre otros preceptos.

Sin embargo, según advierte un reportaje publicado el domingo en este diario, al igual que ocurre con muchas otras normas, estas disposiciones no son sino letra muerta, ya que en los hechos la gran mayoría de los establecimientos que se dedican a este rubro funcionan de manera irregular e incumplen las medidas antes señaladas, perturbando en este sentido el descanso y la seguridad de los vecinos.