Creación del Ejército nacional
Sería muy conveniente que nuestras FFAA comenzaran a ensalzar la figura del general Ballivián.
El Ejército nacional conmemoró esta semana el 206 aniversario de su creación. Ha tomado como su origen el combate de Aroma, efectuado el 14 de noviembre de 1810. Pero esta elección es absurda, ya que en ese año no existía ni Bolivia ni Fuerzas Armadas nacionales. Los que combatieron en esa batalla no fueron soldados, sino montoneros cochabambinos y orureños, encabezados por don Esteban Arze. La verdadera creación de nuestro Ejército se dio después de la batalla de Ingavi, brillante triunfo alcanzado el 18 de noviembre de 1841, por el general José Ballivián, ante las huestes del presidente peruano Agustín Gamarra.
Lamentablemente en nuestro país se ha tratado, en general, de no efectuar grandes homenajes a la fecha de Ingavi, por considerar que ello crearía susceptibilidades con el hermano pueblo peruano. No obstante, esto es absurdo, porque las luchas devengadas en los primeros años de la República no tenían carácter nacional y menos entre el Bajo y el Alto Perú.
Cabe señalar que Gamarra había venido a Bolivia llamado precisamente por Ballivián, quien se sintió incapaz de imponerse en el país porque el partido crucista (partidario del mariscal Santa Cruz) dominaba en Cochabamba, y el general Velasco, en el sur. Ahora bien, el grave error del general peruano fue tratar de mantenerse en el departamento de La Paz y de cercenarlo de Bolivia. Esto creó una situación nueva que trastocaba la costumbre imperante de prestarse apoyo entre los caudillos de ambos Perú. Por este motivo, los militares bolivianos comenzaron a agruparse y unirse frente a Gamarra, a quien comenzaron a tildar de “invasor”. Así, el general Velasco, quien marchaba al norte para combatir a Ballivián, determinó retirarse y cederle sus tropas para la defensa de la integridad de Bolivia. Mientras tanto, Gamarra ingresó a La Paz el 15 de octubre, y una escuadra peruana ocupó el litoral boliviano con el fin de impedir toda importación de armas.
Al comprender que la inferioridad numérica de sus tropas no le deparaba posibilidad de triunfo, ya que las Fuerzas Armadas peruanas doblaban a las bolivianas, el general Ballivián trató de llegar a un entendimiento con Gamarra. Pero mientras se arreglaba un armisticio, se produjo un combate en Mecapaca, en cuyas alturas un destacamento boliviano trató de sorprender con mala fortuna a un sector del Ejército enemigo, lo que determinó la conclusión de las negociaciones de paz.
Se tuvo que llegar a un enfrentamiento definitivo entre los ejércitos de ambos caudillos apostados muy cerca uno del otro. A las ocho de la mañana del 18 de noviembre se rompieron los fuegos en Viacha, en una estancia llamada Ingavi, que dio su nombre a la batalla. Esta tuvo una duración de solo 50 minutos, pues con la muerte de Gamarra y con la irrupción por su retaguardia de la famosa caballería chicheña, cedida por el general Velasco a Ballivián, sobrevino la derrota completa de sus tropas. Casi todo el Ejército enemigo quedó prisionero.
Sería muy conveniente que nuestras Fuerzas Armadas comenzaran a ensalzar la figura del general Ballivián, quien consolidó nuestra independencia en la batalla de Ingavi, y quien fuera el más grande militar nacido en suelo boliviano. Un justo homenaje sería que nuestro Colegio Militar llevara su nombre, ya que ha sido su verdadero creador. Así, el 22 de abril de 1842 se estableció el Colegio Militar de caballeros cadetes. El decreto de fundación disponía que “deberían concurrir a su formación en calidad de internos cuatro jóvenes por cada departamento y dos por Tarija y Cobija”, lo que demostraba su espíritu integrador nacional.
Actualmente el Colegio Militar tiene el nombre de un discutido político militar en cuyo gobierno hubo odios, persecuciones y gran separación de la familia boliviana. Pero en la época de cambio en que vivimos no pueden continuar siendo elogiadas las personas que se han dedicado a dividir a los bolivianos, sino a las que, como Ballivián, los han unido para la defensa y grandeza de la patria.