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Solidaridad

Debido a la caída del nivel de agua en las represas de Hampaturi e Incachaca, la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) dispuso un racionamiento en la distribución del líquido elemento en primer lugar a 94 barrios de La Paz (de los macrodistritos Este y Sur) y luego lo extendió a otras zonas de la ladera Oeste y a siete distritos de El Alto. Por esta razón son muchas las familias que están sufriendo por la escasez de agua desde el 8 de noviembre.

Ante esta situación y la desesperante necesidad de abastecerse del elemento vital, las personas expresan su dolor, rabia e impotencia de diversas maneras; y no es para menos, pues su rutina diaria cambió totalmente desde que empezó el racionamiento. Entre otras cosas, viven pendientes de que la cisterna vaya a su barrio, de que los tanques que se instalaron tengan agua o de que les llegue mediante tubería para llenar sus recipientes. Asimismo, sus gastos este mes han incrementado, ya que la mayoría tuvo que comprar tachos, tanques o lo que pudiesen para almacenar el líquido. Otros vieron la necesidad de adquirir agua en botellones, pastillas potabilizadoras, etcétera.

Entonces, no es de extrañar que la gente ya esté desesperada, razón por la que estos días se vivieron escenas de diversa índole en los barrios donde se está racionando el suministro de agua. Hubo bloqueos, marchas, retención de las cisternas y hasta agresiones entre vecinos.  Es totalmente entendible que reaccionen así, puesto que el agua es un elemento vital. Sin embargo, considero que es justamente en momentos como el que estamos atravesando que debemos ayudarnos los unos a los otros.

Hay algo en la vida que es tan fácil de citar, como tan difícil de practicar, y es justamente la solidaridad. En definitiva, un concepto que en tiempos de crisis es necesario sentir, pero ante todo, practicar. Si nos detenemos a mirar por un instante a nuestro alrededor, a nuestros vecinos, amigos o parientes, nos daremos cuenta de que muchos de ellos necesitan nuestra ayuda.

Por ejemplo, hay personas de la tercera edad que viven solas y que obviamente no pueden llevar ni siquiera un balde con agua hasta sus hogares. Es ahí justamente donde debería entrar en acción la solidaridad, ayudando en lo que se pueda. Seamos solidarios sobre todo con los más débiles (gente de la tercera edad, niños, mujeres embarazadas, etc.); esto hará que menos personas sufran por la falta del líquido elemento.

Los seres humanos demuestran su lado más humano o más mezquino en tiempos de necesidad. Por eso, pido a todos y todas que superemos la indiferencia y aprendamos a ser más solidarios entre nosotros.