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Inclusión y tolerancia

El sábado se conmemoró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992 para concientizar a la población sobre un principio elemental que muchas veces es vulnerado: el hecho de que las personas con alguna discapacidad, física o mental, tienen los mismos derechos que el resto de la población.

Este año la ONU se ha propuesto examinar el estado de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a fin de sentar las bases de un futuro inclusivo para este sector de la población. Y es que en todas las regiones del mundo quienes adolecen de alguna limitación que les impide realizar actividades de manera “normal” sufren discriminaciones de todo tipo, y lamentablemente el país no es la excepción.

En efecto, por estos lados son muchos los casos de intolerancia que deben enfrentar quienes tienen por ejemplo dificultades auditivas y de lenguaje en acciones cotidianas como comprar algún producto o solicitar un trámite. Esto porque son pocos los ciudadanos y funcionarios públicos que procuran colocarse en el lugar de otros, a fin de comprender el lenguaje de señas que algunos utilizan para comunicarse. Intolerancia que a veces puede traducirse en actos terribles de violencia.

Por caso, cabe recordar que un joven sordomudo de 25 años fue linchado en la plaza Abaroa de Viacha en septiembre de 2012 únicamente por no haber podido explicar su presencia a altas horas de la noche en ese lugar, ubicado a pocos metros de la FELCC, tras quedarse dormido en el minibús que lo transportaba hasta su hogar luego de festejar su ingreso a una empresa de costura. Igual suerte corrió en marzo de este año un hombre de 32 años que padecía esquizofrenia, y que fue “confundido” por los vecinos del barrio de San Luis en El Alto como un antisocial.

Asimismo son varios los obstáculos que una persona invidente debe sortear para poder transitar por las ciudades del país, desde vehículos dirigidos por conductores que no respetan las normas en favor de los transeúntes; pasando por puestos de venta, basureros, cabinas y postes de luz instalados en la vía peatonal; hasta baldosas desniveladas y bocas de tormenta descubiertas. Por si todo lo anterior fuera poco, suelen ser víctimas de discriminación en los ámbitos laboral y educativo (según estimaciones del Ceindes, a las unidades educativas regulares solo asiste el 2% de los niños y niñas con discapacidad, y otro 4% concurre a centros de educación especial).

Como se puede apreciar, además de adoptar medidas para efectivizar las leyes que existen en favor de las personas con discapacidad, urge promover una mayor empatía en el resto de los ciudadanos, a fin de que respeten sus derechos y se esfuercen por comprender los problemas que deben enfrentar todos los días.