NiUnaMenos es una movilización ciudadana que surge en Bolivia como parte de un movimiento latinoamericano, con la consigna de interpelar al Estado por la falta de respuesta y acciones contra la creciente ola de feminicidios y violencia machista que azota al país. Es así que en menos de un mes se sumaron voces de distintos sectores de la sociedad, llegando a ser más de 9.000 miembros en las páginas de redes sociales, donde se trazaron las principales coordinaciones y la difusión de información.

En el marco del Día Internacional en contra de la Violencia hacia la Mujer, el 25 de noviembre, se organizó la marcha de #NiUnaMenos, donde una multitudinaria concentración coreó cantos como: “No es No, te dije que NO, ¿qué parte no entiendes, la N o la O?”, o “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, ante las miradas de centenares de transeúntes que alentaban la movilización desde las aceras o que se sumaron a las movilización.

La marcha estuvo encabezada por mujeres sobrevivientes de violencia machista y familiares de víctimas de feminicidio, y concluyó con la lectura de las demandas que se hace al Estado y a la sociedad, entre las que se priorizan: la creación de juzgados especializados, acorde con la Ley 348, que deben contar con personal capacitado; el diseño urgente de campañas de prevención de la violencia contra la mujer, en las que se deben incorporar a medios de comunicación, escuelas, universidades y distintos organismos del Estado. También se considera urgente dar solución al vacío legal que existe respecto a la sanción a medios de comunicación e instituciones que incurren en violencia mediática. A la Defensoría del Pueblo se le demanda la ampliación de la vigilancia al cumplimiento de la Ley 348, la ejecución del presupuesto destinado a la lucha contra este flagelo, la realización de investigaciones y el monitoreo de datos y cifras de violencia de género y feminicidios.

Finalmente, se interpeló a la sociedad, cómplice silenciosa de la reproducción de sistemas patriarcales y modelos machistas. Resulta imperativo ampliar los esfuerzos en el planteamiento y discusión de nuevas masculinidades no hegemónicas, y —sobre todo— desnaturalizar la violencia desde las familias, escuelas y sociedad en general. La naturalización trae consigo la condena social a quienes denuncian violencia de género y la legitimación de la violencia, justificando al agresor.

De igual manera, los familiares de las víctimas de la violencia machista tuvieron un espacio en el que expresaron su impotencia frente a instituciones judiciales ineficientes, que ponen en riesgo las vidas de las sobrevivientes y no dan sentencia a los culpables de feminicidio.

La convocatoria ha desencadenado otras movilizaciones, que desde sus espacios gritaron también #NiUnaMenos, con el propósito de exigir el alto a la violencia. Quedan muchas acciones por hacer, la movilización apenas ha comenzado. Por eso, desde #NiUnaMenos llamamos a la ciudadanía a luchar, por ellas, por nosotras, por nuestros derechos.