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Autogobierno

Prontos a cumplir ocho años de vigencia de la Constitución Política del Estado, los esquivos principios de libre determinación y de autogobierno están a punto de alcanzar sus primeros resultados. En efecto. En las próximas semanas, tras un lento y difícil recorrido, entrarán en vigencia tres nacientes autogobiernos indígena originario campesinos; buena señal.

Varios pasos fueron necesarios y diferentes requisitos tuvieron que cumplirse para lograr la conformación de los autogobiernos de Charagua Iyambae, en Santa Cruz; Uru Chipaya, en Oruro; y Raqaypampa, en Cochabamba: consulta para su conversión en autonomía indígena, conformación del órgano deliberativo, elaboración participativa de su estatuto, declaración de constitucionalidad del estatuto y de la pregunta para la consulta, convocatoria a referéndum, aprobación mayoritaria del estatuto…

El primer gobierno indígena en Bolivia es el de la autonomía guaraní Charagua Iyambae. Luego de la aprobación de su estatuto en el referéndum de septiembre de 2015, pasó un año para la elección de las autoridades y representantes del órgano de decisión colectiva y de los órganos Ejecutivo y Legislativo. Dicha elección, con liderazgo de las capitanías guaraníes, fue un verdadero ejercicio de interculturalidad de la democracia. Y se instalará formalmente, como autogobierno, el 8 de enero de 2017.

El otro hito en el ejercicio de la libre determinación es el gobierno de la autonomía originaria de la nación Uru Chipaya. Tras la aprobación de su estatuto en el referéndum del pasado 20 de noviembre, la próxima semana deben coordinar con el Tribunal Supremo Electoral el calendario para la elección de sus autoridades, según normas y procedimientos propios. Así se conformará el autogobierno Uru Chipaya en sus instancias deliberativa, legislativa y ejecutiva, con dominio ancestral sobre su territorio.

Y la siguiente señal de realización en el complejo camino del autogobierno indígena originario campesino corresponde a la emblemática y pionera Raqaypampa, que también aprobó su estatuto autonómico, con más del 90% de votos, en la consulta del mes pasado. De manera orgánica, la central regional sindical única de campesinos indígenas organizará la elección de la autoridad administrativa de la autonomía y del consejo de gestión territorial. Será el tercer autogobierno indígena en Bolivia.

En 2017 tendremos entonces tres territorios autónomos indígenas gobernados según normas, autoridades, saberes y procedimientos propios. Claro que lo que sigue es complicado e incierto. Para empezar, no hay todavía una norma que viabilice la transición para dejar de ser gobiernos municipales y convertirse en gobiernos indígenas. Y poco se ha avanzado en definir cómo será la gestión pública de estas autonomías, que tienen al frente sistemas de administración y de control gubernamental nada plurinacionales.