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Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Ha sido un privilegio poder asistir a la 30a Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México), realizada entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre. En esta ocasión, el invitado de honor fue América Latina, con la presencia de más de 650 escritores y 2.000 editoriales de 44 países. Felizmente hubo un stand de Bolivia, con publicaciones del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia, del Ministerio de Culturas y de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.

La FIL de Guadalajara es reconocida internacionalmente y siempre se dice que “es la más grande de toda América Latina y el Caribe”, apreciación que pude corroborar in situ. La feria está abarrotada de asistentes y de libros. Es muy difícil que un visitante pueda recorrer en un solo día las diferentes áreas: internacional, nacional, editoriales universitarias, niños, infantil y juvenil, cómic, libro electrónico, entre varias otras. Para un mejor recorrido, resulta muy útil utilizar el plano general que le proporcionan a los visitantes a la entrada de la feria.

Mi primer día de recorrido fue abrumador y casi asfixiante, por la masiva presencia de visitantes, entre adultos, jóvenes y niños; y, por supuesto, debido a la gran cantidad de libros expuestos. Tuve que salir al mediodía para poder ‘respirar’, pues a pesar de la ventilación y de la enorme infraestructura de la Expo, uno queda agobiado y agotado. Por las características antes mencionadas, me recomendaron identificar primero el libro que uno busca vía internet y luego buscar el stand donde se encuentra. Pusimos en práctica esa sugerencia, pero con resultados poco halagüeños. Una vez ubicado el libro de nuestro interés y localizado el stand, fuimos hasta allá, sin embargo, no tenían el texto. Los empleados  adujeron que no se habían actualizado los datos en la computadora. Deduzco que a pesar de la interesante estrategia de cómo facilitar la compra utilizando la tecnología electrónica, el manejo de esta herramienta entre las personas no es muy eficiente.

Creo que buscar un libro visitando las distintas editoriales sigue siendo una aventura muy enriquecedora (no importa que sea cansador); aunque el acceso a algunos puestos era muy difícil, ya que, por los descuentos que ofrecían, había mucha gente. Para un extranjero, el poder visitar editoriales como el Fondo de Cultura Económica o Siglo XXI significa toparse con ediciones nuevas y reediciones muy accesibles. También se pueden encontrar interesantes editoriales universitarias; por ejemplo, la de la Universidad de Chiapas. Posiblemente para los mexicanos el área internacional sea la más interesante de escudriñar.

Otro aspecto que me llamó la atención es la presentación de varios libros al mismo tiempo. Existe una presentación oficial en ambientes específicos, pero no es la única, en los puestos de las diferentes editoriales también hay presentaciones de libros todos los días.

También hubo presentaciones musicales, de danzas y exposiciones de arte contemporáneo en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara y en el museo regional. En fin, así de grande es la FIL.

Me llamó la atención un espacio de empresas que transportan libros, es decir, si alguien compra muchos y quiere que estos sean enviados desde el lugar de la compra a algún lugar específico, hay varias empresas que hacen el trabajo. Qué ventajoso poder mandar libros a cualquier lugar, ¿verdad? No llegué a averiguar el costo y otros detalles. Ay, me cansé, como en la FIL. Gracias por leerme.

Wali kusawa purt’aña Guadalajara jach’a markaru. Ukanxa pankanakan jach’a qhatupawa, walja pankanakapuniwa utji.