Icono del sitio La Razón

Nuevo terrorismo

Lo sucedido el lunes en Ankara (Turquía) y en Berlín (Alemania) puede ser considerado como una lamentable evolución del terrorismo global, pues ya no se trata de personas inmolándose con bombas o desquiciados que irrumpen armados para disparar a mansalva, sino que la muerte hoy viene disfrazada de personas comunes que no levantan sospechas.

En el primer caso, un policía de 22 años asesinó al Embajador de Rusia en Turquía, cuando inauguraba una exposición de arte. El asesino, que luego fue abatido por la Policía, se dirigió a los estupefactos testigos gritando: “¡No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria! A menos que nosotros estemos todos seguros, ustedes tampoco sentirán seguridad”, agregando más adelante que “todos aquellos que compartan esta opresión y tortura pagarán por ello”.

Al día siguiente, por la madrugada, otro hombre abrió fuego frente a la sede de la Embajada de EEUU en Turquía, lo que impulsó el debate sobre la seguridad (o la falta de ella) en la capital turca, sacudida por otros atentados en lo que va del año, además de haber sido epicentro de la intentona golpista contra el presidente Erdogan meses atrás. Algunas interpretaciones del suceso señalaron un posible interés en dañar el proceso de acercamiento entre Turquía y Rusia, cuyas relaciones han estado tensas desde que en 2015 un avión ruso fue derribado.

Ese mismo día, en Berlín, 12 personas murieron y 48 resultaron heridas, 14 de ellas de gravedad, al ser arrolladas por un camión que irrumpió en un mercado navideño en el centro de esa ciudad. El acto, que desde un inicio fue calificado de atentado —por su evidente similitud con lo sucedido el 14 de julio en Niza, Francia—, fue luego reivindicado como tal por el grupo radical Estado Islámico (EI). “Un soldado del EI cometió la operación en Berlín en respuesta a los llamados para atacar a los ciudadanos de los países de la coalición internacional”, indicó Amaq, la agencia de propaganda de la organización yihadista que en las últimas semanas ha sido objeto de intensos ataques por parte de una coalición internacional liderada por Estados Unidos y de la que participa Alemania.

Horas después del atentado, la Policía alemana informó que un ciudadano tunecino (al que se le había negado una solicitud de asilo sin que por ello pudiera ser expulsado del país) es el principal sospechoso de haber asaltado al conductor del camión para usarlo contra el público del mercadillo.

Más allá de la consternación que ambos casos produjeron en gran parte del mundo, lo que ha quedado claro es que el terrorismo ha cambiado de rostro y de métodos, pues en lo que va del año han sido varios los atentados protagonizados por hombres solos —llamados “lobos solitarios”— que actúan de manera menos predecible y altamente letal, lo que no hace más que acentuar la perplejidad y el temor.