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Males del monopolio

Tal como ocurrió en 2015, cuando se encargó la comercialización del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) a una sola firma aseguradora (Alianza), este año la venta de este importante seguro (previsto para cerca de 1,4 millones de vehículos) ha llegado plagada de irregularidades, como ya se mencionó el viernes en este mismo espacio. Siendo la más evidente de ellas, además de la falta de rosetas electrónicas, la ausencia de varios puntos de comercialización, fijos y móviles, a lo largo y ancho del país, lo que se tradujo en largas colas en los pocos sitios habilitados para tal efecto y en un gran perjuicio para la ciudadanía.

Afortunadamente estos hechos motivaron la postergación de la venta del SOAT hasta que la empresa estatal encargada de su comercialización (UNIVida) cuente con las rosetas electrónicas, que deberían ser entregadas a finales de enero. De todas maneras, en esta gestión ya no es posible resolver el principal motivo detrás de estas irregularidades, la ausencia de competencia a la hora de proveer un servicio. Y es que, como bien explica la teoría y la experiencia, allí donde se generan monopolios siempre resultan perjudicados los consumidores, pues al tener la exclusividad de un mercado, las firmas se dan el lujo de imponer tarifas por bienes y servicios cuya calidad suele ser deficiente.