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La batalla de Alepo, el Stalingrado de la OTAN

La batalla de Alepo, la segunda ciudad en importancia de Siria, se ha convertido en una de las guerras híbridas más complejas de la historia moderna. La derrota de los “rebeldes moderados” apoyados por la OTAN, junto a sus consortes y los países del Golfo Pérsico ha puesto fin al proyecto inicial de Washington de convertir a Siria en el centro de abastecimiento de petróleo de Europa. La intención era debilitar a Rusia en sus pretensiones geopolíticas y desacreditar su visión de un mundo multipolar. Tensionados ambos bloques, lo que sucede en Alepo puede determinar las influencias geopolíticas a futuro.

Los países involucrados en la guerra siria apostaron por los terroristas atrincherados según sus intereses. Sin embargo, a pesar del poderío militar prestado, no lograron cambiar la tendencia, tampoco aplacar el escenario libio. El portal Veterans Today reveló lo que Fare Shehabi, jefe de la Cámara de Comercio de Alepo, había escrito en su página de Facebook: los nombres y apellidos de más de un centenar de oficiales y soldados de fuerzas especiales europeas, estadounidenses, israelíes y de monarquías del Golfo Pérsico que habían sido arrestados, señalando que Occidente juega la carta del terrorismo para desestabilizar el último país laico de Oriente Medio: Siria.

Pese a la participación de centenares de expertos militares y billones de dólares invertidos en armas, los aliados de Bashar Al Assad, con menor capacidad militar, lograron lo imposible.

Entre los rendidos figuran militares estadounidenses y europeos, una captura sin precedentes; además de agentes secretos que trataron de escapar entremezclándose en las largas filas de los rebeldes y sus familiares. Los civiles que se encontraban a merced de los fundamentalistas ya fueron evacuados por la Cruz Roja siria. En contradicción con las acusaciones de los medios occidentales, los habitantes de Alepo acuden masivamente a los campos de refugiados organizados por Damasco. Situación que llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a organizar una sesión urgente con el objetivo de enviar observadores internacionales que monitoreen el respeto de los derechos humanos de los yihadistas. Cada gobierno insta a la liberación de sus militares mediante concesiones políticas y dinero (Volter.net), algo inusitado y humillante para la coalición al mando de Estados Unidos.

En Washington, Obama y los medios acusan a Vladimir Putin de atrocidades. Mientras que unos 200 portales, entre los que se encuentran 21wire y stragika51, filtran información referente al pánico que impera en Occidente. Por otro lado, medios como The Times Israel, L.A. Times, The New York Times, Wall Street Journal o el The Telegraph admiten la capitulación de la coalición occidental en Alepo, aunque de la manera más discreta posible.

La batalla de Alepo se ha convertido en el Stalingrado de la OTAN, y esta derrota generará repercusiones en el próximo gobierno de Estados Unidos. Muchos militares occidentales han participado activamente en el conflicto y han desaparecido en combates rodeados del mutismo de sus respectivos gobiernos. Alepo marca el reflujo del imperio. Según Source Counter Punch, los militares rusos han advertido, por intermedio de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, que “todo rebelde moderado que no acepte la oportunidad de dejar las armas tendrá que hacer frente a las implicaciones”.

La batalla de Alepo quedará en los libros de historia como uno de los escenarios de guerra con imágenes abyectas de muerte, en el que se instrumentalizó, como nunca antes, la prensa dominante para influir en la mente y en el espíritu del espectador aturdido. Esta batalla se ganó no por aspectos cuantitativos, sino, cualitativos. Quedan pocas semanas para que Obama le deje a su sucesor una situación inmanejable en Siria.