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Sin burócratas

Es cierto que todos los procesos tienen ciclos, y una vez que éstos se cierran, se siente en la piel y en el ambiente su clausura, y hay incertidumbre. Hoy siento que nuestro proceso de cambio va a iniciar un nuevo momento, y que esta etapa no está en las manos de quienes han estado manejando distintas instancias de los gobiernos en Bolivia. Se trata más bien de otro momento que debe ser reimpulse desde abajo; los nuevos tiempos deben ser propuestos, corregidos desde abajo.

No va a ser, entonces, una tarea de burócratas dirigentes, de gobernantes burócratas o de funcionarios públicos; el pueblo organizado debe cambiar direcciones oportunistas, llunkus, machistas y racistas. Es ahora cuando debe abrirse este nuevo ciclo de reimpulso, y el tema a discutir no puede ser la reelección del Evo. Creo que quienes estamos con el proceso de cambio no podemos caer en esa patraña. El tema a discutir, a mi entender, es qué significa el proceso de cambio revolucionario. Será necesario entonces confrontarnos con lo que estamos haciendo en nuestras vidas, para ser consecuentemente socialistas comunitarios, feministas comunitarias o revolucionarios a secas. No podemos dejar que el espacio de esperanza abierto en octubre de 2003 sea rifado por flojos, comodones, individualistas, figuronas, envidiosas o mediocres.

¿Qué sueños nos mueven ahora? ¿Estamos más felices? ¿Estamos luchando para que nuestro pueblo sea feliz, bajo la consigna política del Vivir bien? Si encontramos que lo que estamos cuidando es el cargo, la pega, el minipoder, pues estamos mal, muy mal, porque las banderas de cambiar otro país estaban levantadas desde la esperanza del socialismo comunitario, desde la descolonización, la autonomía y la despatriarcalización. En el país que propone el Feminismo Comunitario nosotras recogemos todos esos planteamientos revolucionarios y los comprendemos.

Hay momentos en la vida que parece que todas las puertas se están cerrando; que aunque insistas en la consecuencia con una causa, pareciera que nuestros esfuerzos se escaparan como cínicos granos de arena entre los dedos. Puedo decirles, hermanas y hermanos, que el cierre no es el final, es más bien otro principio que continúa los anteriores momentos y luchas engendradas en nuestra memoria larga como pueblo. Calma.

Pero ello no puede ser pretexto para no impulsar los cambios que el país requiere porque se va a enojar el Evo, o el Álvaro o el dirigente X. Tampoco podemos justificarnos diciendo que es la oposición la que jode y no deja gobernar. La oposición la tenemos dentro del mismo proceso, entre los sectores que no aman a su pueblo, que son machistas y racistas, en los errores de gestión y en las chacreadas de funcionarios que no se esfuerzan. Ése es el pasto que le damos a los derechosos; quienes, como son inútiles e incapaces, se montan en el mismo proceso cuando fallamos, no corregimos los errores y ni siquiera nos autocriticamos; siendo eso lo que precisamente debe hacer un revolucionario. ¡Mucha fuerza para este nuevo ciclo, hermanas y hermanos!