Prioridades confusas de la Alcaldía cruceña
Las autoridades están convencidas de que necesitamos circo, pues ninguna se preocupa por el pan.
Alcalde cruceño proyecta gran boulevard desde El Caballito hasta el Cristo”, reza el titular de una publicación compartida en Facebook. Debajo, entre otra veintena de comentarios alguien explica con mayor detalle que se busca peatonalizar el área de la Av. Monseñor Rivero hasta la plaza 24 de Septiembre, arguyendo la necesidad de contar con un acceso directo al centro histórico de la ciudad.
Esta obra, cuya ejecución no se encuentra descrita en el presupuesto de la municipalidad cruceña asignado para el 2017, al parecer pretende retomar la gloria de antaño de los carnavales. Sin embargo, surge con ella una interrogante sobre la capacidad de planificación de nuestra honorable Alcaldía: ¿cuál sería entonces la función del Cambódromo? ¿Realmente es necesario este boulevard?
La fastuosa inversión que se realizó hace tan poco tiempo en el Cambódromo tenía como objetivo primero fungir como recorrido durante el Corso Grande de Carnaval y durante el resto del año, iba a ser el espacio principal para que la población impulsara eventos cívicos y deportivos.
No obstante, hoy en día el Parque Urbano acoge eventos cívicos que deberían, según la planificación, desa-rrollarse en el Cambódromo. De igual manera resulta inconcebible que estudiantes, al ritmo de sus bandas, maratones y otros eventos deportivos, tomen las calles o anillos cada dos por tres aumentando así el caos vehicular, creando mayores molestias entre los conductores y vecinos de una ciudad que sufre día a día por la falta de orden en las vías y los comerciantes ambulantes en las aceras. Cabe entonces preguntarse: si el enorme esfuerzo económico con el que se justificó la construcción del Cambódromo tenía como objetivos realizar la fiesta grande de los cruceños, concentrar eventos cívicos y despliegues deportivos, ¿por qué razón éstos siguen realizándose en cualquier lugar de la ciudad menos donde debería?
El proyecto del boulevard teóricamente iba a permitir ordenar el tránsito vehicular y llegar a un acuerdo con el sector informal, a fin de organizar los mercados. Sin embargo, a la luz del fracaso que ha resultado el Cambódromo, pongo en duda los réditos de invertir en un proyecto como éste y sobre todo concluyo que nuestras autoridades están convencidas de que necesitamos circo, ya que ninguna se preocupa de que tengamos pan.
Hace un año, bajo la excusa de un presupuesto ajustado, nuestra ilustre municipalidad puso un punto final a las labores del Centro de Jóvenes y Empleo. El CJE, como era conocido, se ocupaba de brindar asesorías y orientación profesional de manera gratuita (una consultora cobra Bs 200 solamente por cuatro horas por este mismo servicio que en el mencionado centro se daba durante cuatro días sin costo alguno), enseñaba las herramientas básicas para emprender un negocio propio y apoyaba a los jóvenes a encontrar empleo en distintas empresas o instituciones con la ayuda de una bolsa de trabajo que se actualizaba diariamente.
Era la única instancia municipal que se ocupaba de insertar de manera eficiente a los miles de jóvenes al mundo laboral, y que fue dese-chada por “falta de presupuesto”.
Nuestra Alcaldía busca una solución para vendedores ambulantes que no tributan ni contribuyen al país, personas que aumentan el desorden en las calles y contribuyen con el mal aspecto de la ciudad; pero se olvida de los miles de estudiantes que a base de esfuerzo y constancia ahora son profesionales que no encuentran empleo o terminan realizando labores para las que no se necesita formación alguna, ganando el sueldo mínimo nacional con tal de ganarse el derecho de piso.
Se proyecta gastar quién sabe cuántos miles o millones de dólares en poner cemento para una peatonal que va distraer de los verdaderos problemas al cruceño promedio. ¿Pan?, no hay. ¿Circo?, sí. Al parecer, la lógica de nuestras autoridades dicta que distraigamos a la población con su boulevard.
Es licenciada en Relaciones Internacionales, actualmente en busca de empleo debido a la falta de apoyo en Santa Cruz de la Sierra.