Dakar: ¿colonización moderna?
En días pasados Bolivia vivió la 39a edición del rally Dakar, que comenzó el 2 de enero en Asunción (Paraguay). Sin lugar a dudas es el hecho automovilístico colonial más importante de fines del siglo XX y que pretende consolidarse en el siglo XXI. Esta actividad capitalista es una muestra de que el colonialismo sigue siendo un fortín en el mundo y lo más importante es saber cómo se mueven estas formas de colonización deportiva para enfrentarlas.
¿Cómo enfrenta Bolivia al Dakar? Llama la atención varios aspectos, como el recibimiento del pueblo boliviano a los corredores, el desprecio de uno de los competidores respecto al país, la participación de mujeres y de un corredor sin manos, que un boliviano compita con moto prestada o los hijitos ricos que buscan convertirse en los nuevos idolillos. Desa-rrollemos estos aspectos.
Varios competidores declararon que Bolivia es donde mejor son recibidos. Es decir que en nuestro país esta carrera gusta más que en otros lados. ¿Cómo explicar este recibimiento tan apoteósico a los corredores como héroes?
Algún crítico extremo decía en las redes sociales que seguíamos tan colonizados porque continuamos recibiendo a los “hombres rubios y barbudos” con amor, como otrora a los colonizadores españoles. Con la diferencia de que ahora éstos no descienden de los barcos ni llegan en caballos, sino en vehículos de diversa gama. Queda claro que todo ser humano quiere conocer al otro, en este caso a los corredores, verlos y hasta tocarlos. Eso es normal, pero el hecho colonial se produce cuando los objetos y valores que traen consigo son deseados.
Esos “otros” no llegaron sin nada, llegaron con motocicletas, cuadriciclos, autos y camiones “modernos”, cuya posición es anhelada por el inconsciente colectivo. ¿Legítimo sueño del colonizado?
Mención aparte merecen las desafortunadas declaraciones del piloto español Joan Barreda, quien señaló a la prensa que fue “desastre” pasar por Bolivia, porque se tuvieron que acortar y suspender etapas por problemas climatológicos. ¡Vaya afirmación! ¿Acaso no es la carrera más peligrosa del mundo? ¿No se supone que los pilotos tienen que correr en cualquier tipo de camino? Si el 2018 se corre el Dakar en Bolivia sería bueno que se lo haga en los Yungas, especialmente Barreda, para que sepa qué significa competir realmente en una carretera extrema, ¿o será que los triunfos en territorio chileno son arreglados y por eso su añoranza?
Philippe Croizon, a pesar de no tener manos ni pies, decidió correr el rally Dakar 2017. Como resultado de una electrocución que sufrió en 1994 sus cuatro extremidades tuvieron que ser amputadas. Pero pese a sus limitaciones logró convencer al director del Dakar de que podía cumplir con las condiciones económicas y técnicas para poder participar. La presencia femenina en esta última versión cuenta con nueve representantes. Entre ellas Suany Martínez, la primera boliviana en competir en un Dakar. El boliviano Danny Nogales también llamó la atención por competir con una motocicleta prestada. El corredor cochabambino disputa su segundo Dakar, a pura ilusión y alguna solidaridad. Sabemos que esta carrera es para muchos millonarios; y que dos “niños ricos” bolivianos también compiten, esperan ser los nuevos idolillos, ¿será que lo logran invirtiendo mucho dinero?
Se ve que el Dakar se diversifica, incluyen ahora nuevas categorías, incluidos algunos “pobrecitos”. Todo lo anterior induce a preguntarnos: ¿será que seguimos apostando a la sociedad del espectáculo? Lo más importante es saber cómo nos comportamos frente al Dakar. Sabiendo esto podemos apostar por la descolonización. Ahora a esperar a los autitos de carreras en Alasitas. Wali qulqini jaqinakawa purintanipxi Dakar sutinimpi. Jaqi masisanakaxa wali unch’ukiri sarapxi. Uka awtunaka wali munapxi, ukhan alasna sasa. ¿Walikiti ukham amtañaxa?.
* es aymara boliviano, doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos y docente en la UMSA.