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El legado de Obama

Es la primera vez en la historia que un presidente Premio Nobel de La Paz mantuvo a su país en guerra con siete países y se apropió como ningún otro el “derecho a la injerencia humanitaria”. El primer presidente afroamericano en acceder a la Casa Blanca llevaba consigo olas de ilusiones y promesas, que cristalizaban el reclamo y la esperanza de millones personas por una mayor equidad y más oportunidades.

Sin embargo, Obama albergó a los think tank y a las élites neoconservadoras en nichos estratégicos del Pentágono y agencias de inteligencia estadounidenses, con el fin intervenir gobiernos extranjeros sin coherencia geopolítica clara. Asimismo, el mandatario saliente implicó a la OTAN en el golpe de Estado que se registró en Ucrania en febrero de 2014, a fin de provocar a Rusia para que cometiera errores. Con sus aliados occidentales desestabilizó Libia, un país próspero, eliminando a Moammar Kadhafi en 2011, uno de los pocos gobernantes laicos de Medio Oriente.

La OTAN también estimuló luchas sectarias en Afganistán y en el Cuerno de África cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado. De igual manera incitó los movimientos revolucionarios conocidos como la “primavera árabe” a fin de destituir gobiernos no afines a su política.

En Irak, la administración Obama efectuó 26.000 ataques aéreos en un año, según la agencia Bloomberg Business, pasando luego a bombardear Libia y Siria. A pesar de ello, no logró controlar la región, a diferencia del Ejército sirio y de sus aliados. Estados Unidos también apoyó el persistente bombardeo que lleva adelante la aviación de la monarquía saudí en Yemen, y con iguales resultados infructuosos, pese a la superioridad militar. El expresidente de origen afroamericano atacó a sus propias raíces étnicas a iniciativa de las castas militar-industrial y del Senado norteamericano.

Por otra parte, EEUU agudizó los enfrentamientos religiosos con la intervención de grupos armados sunitas extremistas en Pakistán. El Bureau of Investigative Journalism estima que solo el 4% de las víctimas de los bombardeos con drones son identificados como terroristas.

El conflicto armado que se ha de-satado en Siria para tratar de derrocar a Bashar Al Assad, presidente legítimo de ese país árabe, ha causado hasta ahora al menos 450.000 muertos. Después de cinco años de guerra atroz, el balance es negativo en todos los sentidos, lo que ha inducido a que Rusia e Irán intervengan con el fin de restablecer el equilibrio en u-na región rica en hidrocarburos en la que todos los países, salvo Israel, son considerados hostiles para Occidente.

Haber logrado doblegar a los gobiernos europeos según sus intereses, instalando en Europa escudos antimisiles en preparación para una guerra global contra Rusia, junto a la inclusión de los países bálticos a la OTAN, podría ser considerada como la principal victoria de Washington.

El supuesto hackeo de los correos de Hillary Clinton impulsado presuntamente por Putin con el propósito de favorecer a Donald Trump en las elecciones, a pesar de que no se han presentado pruebas concretas que respalden esta acusación, supuso nuevas sanciones y medidas coercitivas contra la Federación rusa, sanciones que el propio Washington Post ha calificado de inútiles y tardías. En respuesta, Putin le deseó felices fiestas y próspero Año Nuevo al presidente saliente, a tiempo de anunciar que no iba a adoptar represalias diplomáticas. Ante ello, Trump declaró a los medios: “Putin fue genial… es un hombre inteligente”.

A su vez, la prensa ha calificado de errónea la decisión de expulsar 35 diplomáticos rusos, aunque lamenta la pérdida de influencia estadounidense en Medio Oriente, donde Rusia, Turquía e Irán también arrinconaron a los europeos. Suprema humillación, la paz ya no se negociará en territorio de la UE, por lo general en Ginebra (Suiza), sino en Astana, capital de Kazajistán. El principal legado de Barack Obama es, sin duda, el derrumbe de la política exterior estadounidense.