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Retroceso lingüístico y cultural

No ha pasado ni una semana desde la investidura de Donald Trump y algunas de las decisiones que ya ha adoptado permiten prever una ríspida relación entre el novel Presidente y la comunidad hispana de EEUU. Por ejemplo, el magnate inmobiliario ha decido cerrar las cuentas y páginas web en castellano que el Gobierno estadounidense tenía en las redes sociales. Asimismo, por primera vez en casi 30 años no habrá un representante de la primera minoría del país en el gabinete presidencial, ni tampoco un interlocutor directo para temas hispanos. Tales decisiones ponen en relieve la visión que Trump tiene de EEUU: una nación dominada lingüísticamente por el inglés y la cultura británica. Sin embargo, esta percepción olvida que muchos de los estados del país del norte, como California y Los Ángeles, tienen origen hispano; que el 18% de los habitantes estadounidenses habla castellano, según los cálculos del Instituto Cervantes; que al menos 567 millones de personas hablan la lengua de Quevedo en el planeta, según una nota publicada días atrás en la BBC; que el español es el tercer idioma más utilizado en internet y es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín. En resumidas cuentas, olvida la importancia que hoy en día tiene el castellano y la cultura hispana en el mundo.