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Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 11:26 AM

Las fronteras, espejo del país

No hay orgullo nacional en las fronteras, ni postas, ni escuelas, ni ley, ni civilidad.

/ 27 de enero de 2017 / 04:11

El 26 de enero de 1977 conocí lo más parecido al fin del mundo, según las creencias anteriores a la redondez del planeta. Por un instante pensé que los antiguos debieron llegar a la frontera argentina colindante con Bolivia para sostener que la Tierra era plana y estaba sostenida por cuatro elefantes y una tortuga de mar.

Mi padre había decidido dejar la patria que lo cobijó 20 años, le dio una carrera universitaria (ingeniería), un trabajo digno en una empresa sólida, esposa, tres hijas y un hijo, para volver a la Santa Cruz prometida, la que la segunda generación de profesionales formados en el exterior quería construir  a partir del Comité de Obras Públicas de entonces. El sur se había convertido en un lugar incierto, doloroso, cruel, espantoso, en el que mamá debió quemar los libros que hablaban de libertad, justicia y un mundo para todos; mientras el sol refulgía en el cielo celeste, el bosque echaba sobre la piel el aroma de los eucaliptos y el trinar de los pajaritos, la escuela anexa a la UNLP se erguía brillante y compañera, los adultos empezaban a hablar en los lugares públicos a escondidas para que no se escuchara la verdad.

Recorrimos en el Renault Break los 1782 km que separan a la ciudad de las diagonales y Tartagal, atravesando medio país, deteniéndonos en cada retén de gendarmería, papá, documentos en mano, hija de acompañante como copiloto y los ojos como platos. En Tucumán, las armas empuñadas por los militares requisando sobre la ruta parecían menos ofensivas, desdibujadas por la lluvia. Era una película de soledad y tristeza con la promesa de que lo que vendría sería un mundo mejor.

A medida que nos acercábamos a la frontera, el paisaje se tornaba desolador. El cielo, además, se caía en cascadas. La fila de personas aguardando el turno para realizar el trámite migratorio hormigueaba en el barro pantanoso, entre brazos mojados cargando canastas cubiertas de plástico celeste y ofreciendo salteñas y golosinas de mala calidad. Niños con mocos, librados al azar, con padres que caminaban sin tomarlos de la mano, enormes aguayos y telas cosidas envolviendo bultos cuyo contenido era un misterio, camiones destartalados trasladando animales, personas y cargas como si fueran lo mismo.  Un funcionario y un policía eran los dueños del sello y de la autoridad; mientras afuera cruzaba como Pancho por su casa quien tuviera un vehículo que no quedase plantado más allá.

Han pasado 40 años desde entonces y guardo mi viejo pasaporte argentino como testigo de esa frontera que marcó con tatuaje de fuego mis primeros 13 años de ingenuidad. Volví a cruzar las fronteras bolivianas por varios lugares, al oeste, al sur y al este, de ida y de vuelta, varias veces, por diferentes motivos. Ahora hay menos barro cuando llueve, pero más muladar, muchos más bultos y muchas más personas que vienen y que van; los mismos niños librados a la suerte de la calle, desamparados ante los robos y los atropellos; la misma desprotección de quien pasa; la misma horrible sensación de inseguridad, de que por la mirada de quien te observa estás sujeto a un sello que te nieguen porque sí o que te salve, si deseas continuar. No hay orgullo nacional en las fronteras, ni postas, ni escuelas, ni planes de vivienda sociales, ni ley, ni civilidad. Solo el sello que te permite pasar si es que todo marcha bien para el funcionario y el policía. Afuera, a pie o en vehículo de alta gama o camión transnacional, sigue siendo tierra de nadie; con nada en los bolsillos y con millones para evadir o contrabandear.

Pienso en Trump y el muro que le encantaría levantar frente a nuestros vecinos, a lo largo de los 6.754 km de frontera que los separa, por donde les ingresa droga, informalidad, ignorancia, mano de obra que elige la esclavitud organizada al abandono y la de-sesperanza del sálvese como pueda mientras no se deje pillar. Quizá este tiempo de restauración del ridículo deje en evidencia tantos años de mentir que el cambio es un proceso, cuando en realidad casi todo sigue igual.

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2018 depende de usted

Creo que un buen propósito es seguir principios antes que a personas, objetivos antes que intereses.

/ 29 de diciembre de 2017 / 04:19

Me parece que los resúmenes son puro abundamiento. Más de lo mismo todos los años. Es la reflexión personal lo importante al cerrar el ciclo anual de este 2017 en vísperas de extinguirse.

Una mirada hacia el espejo de mi aporte, antes que a las falencias de los otros, es un sano ejercicio para observar la vida con actitud positiva y, mejor aún, sin contemplaciones. ¿Cómo me siento? ¿Cómo me veo? ¿Soy feliz con lo vivido? ¿Si hoy fuera mi último día de vida qué me faltaría por hacer?

Hoy se vive; y es un privilegio que merece ser honrado. ¿Sabemos, acaso, cuál es nuestra misión un poco más allá de la fe que profesamos, cualquiera que ésta sea? La historia de la humanidad es cíclica. Con sus matices y sus formas cambiantes, el ser humano es carne de sus contradicciones, de su propia mente, de sus ambiciones y, sobre todo, de sus acciones.

¿Soy coherente y lucho por lo que creo? ¿Cómo lo hago? ¿Soy una persona plena? ¿Hago lo que digo? ¿Doy ejemplo a mis hijos de lo que les enseño? ¿Mis intereses están por encima de los intereses colectivos?

Hace más de 30 años que llevo una agenda por año, en la que describo mis propósitos personales, familiares, académicos, laborales, literarios. Subrayo un acápite fundamental, que es, en mi caso, el activismo. Desde el lugar que me encuentre, recuerdo la voz de la directora del colegio al que asistieron mis hijos: “Una persona no puede cambiar el mundo”, tan distinta a la voz del director del mismo colegio cuando recorrí la secundaria y egresé con mi bebé en brazos y el título de bachiller en la mano: “Su propósito, Gabriela, debe ser irse de este planeta habiendo hecho lo posible por mejorarlo”. No soy quién para aconsejar, pero creo que un buen propósito es seguir principios antes que a personas, ideas antes que memes, propuestas antes que insultos, certezas antes que difamaciones, objetivos antes que intereses.

Reir, bailar, meditar, perdonarse, pedir ayuda, brillar, cambiar hábitos insalubres, comunicar sin dañar, equivocarse emprendiendo, ayudar sin paternalismo ni figuración, jugar sin una pantalla de por medio, leer libros en vez de afirmaciones virales, averiguar antes de repetir, calzar los zapatos del otro antes de juzgar, dejar de seguir a la masa para invertir esfuerzo en experiencias propias, acumular menos pertenencias materiales e ir despojándose de lo inútil, ir liviana por el resto del viaje. Caminar. Esas son políticas personales. A partir de las políticas propias surgen las del conjunto en el que convivimos, y desde donde puede construirse un entorno menos violento, darle un contenido menos miserable al ser humano.

Empiezo el 2018 con mis agradecimientos debidos en la agenda nueva del año: gracias a la vida por las bendiciones recibidas y los desafíos sorteados; por la familia unida; los hijos, los nietos que me tocaron; los padres y los hermanos que me aguantaron; los abuelos recordados; el compañero que me presta el hombro.
Gracias por la luz en la oscuridad, el descanso en el cansancio, el trabajo realizado, las oportunidades perdidas y las repetidas, el aire que respiro, el planeta que habito, la piel que me conecta, el corazón que me bate, los pies que me soportan, las neuronas incansables, los sentidos plenos. Todo para devolver con creces y con gratitud. Amén. Amemos. Amén. ¡Salud por un 2018 más activo, en lo personal y en la convivencia que anhelo, que para conformarme me queda el último suspiro!

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¿Quiere Evo anular las elecciones?

Ningún poder del Estado está por encima del mandato expresado por el referéndum del 21F.

/ 15 de diciembre de 2017 / 04:07

Si el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia cumpliera la sentencia constitucional de la banda de los seis habilitando la repostulación por cuarta vez de Evo Morales y de Álvaro García Linera, estaría aceptando la posibilidad de un resultado imposible de cumplir y anulando las elecciones de 2020.

En el supuesto de que el TSE aceptara la candidatura del Movimiento Al Socialismo (MAS) o de cualquier otro partido representado por Evo Morales y Álvaro García Linera y obtuvieran los votos necesarios para acceder a la presidencia y la vicepresidencia de Bolivia, ambos estarían inhabilitados para asumir sus cargos, porque ya los han ejercido por más de los dos periodos continuos permitidos por la Constitución Política del Estado. El referéndum del 21 de febrero de 2016 es una institución democrática popular vinculante, por lo que ningún poder del Estado está por encima de su resultado.

Recordemos la pregunta del referéndum: “¿Usted está de acuerdo con la reforma del artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que la presidenta o presidente y la vicepresidenta o vicepresidente del Estado puedan ser reelectas o reelectos por dos veces de manera continua?”. E inmediatamente después, a modo de aclaración se agregó: “Por disposición transitoria de la Ley de Reforma Parcial de la CPE se considera como primera reelección al periodo 2015-2020 y la segunda reelección el 2020-2025”.

Mediante voto democrático, popular y directo, la mayoría del pueblo boliviano dijo No. Es decir, en el supuesto de que Morales y García Linera llegaran a postularse y ganar las elecciones, nadie podría tomarles juramento como presidente y vicepresidente del Estado por el periodo 2020-2025 sin caer en la comisión de delito, porque la CPE lo prohíbe; y por si fuera poco, también lo negó el voto popular en el 21F. El país, sin presidente y sin reemplazante, estaría expuesto a un vacío del Órgano Ejecutivo.

Hacer consideraciones sobre las encuestas y las percepciones sobre tal o cual posible candidato es apresurado y fuera de lugar para el fondo de la cuestión. Se trata de un tema de fondo conceptual, jurídico; además, reforzado por la legitimidad. Evaluar si la gestión presidencial de Evo Morales fue buena o mala; si los bolivianos lo quieren o lo odian; si el mundo es de derecha o de izquierda; si el imperio es Estados Unidos, la Guerra de las Galaxias o los chinos tampoco viene al caso.

Evo Morales y Álvaro García Linera no están habilitados para una nueva elección a los cargos que ejercen desde 2006. En 2020, cumplidos 15 años de mandato por tres periodos consecutivos (ya concedidos porque se aplicó la interpretación de que la Asamblea Constitucional puso en vigencia una nueva Constitución) deberán entregar el mando del país a cualquiera de los 11 millones de bolivianos y bolivianas que cumplan las condiciones constitucionales para postularse y asumir la presidencia y vicepresidencia de Bolivia.

En 2020 si se comete la aberración de que el TSE acepte esa candidatura, el voto que será marcado en la casilla de Evo Morales y Álvaro García Linera será el nulo. Evo estaría arriesgando las elecciones presidenciales de 2019, porque, de presentarse, no tiene opción a ser investido por prohibición expresa de la Constitución Política del Estado.

Y si se atreven a intentar desbaratar la democracia, esta vez sí que el pueblo boliviano deberá trabajar arduamente contra la candidatura nula de Evo Morales, porque si ganara, el TSE estaría exponiendo al país a la probabilidad de un mandatario sin aval constitucional, un dictador.

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Corruptos por metro cuadrado

Los ‘empleados’ de los puestos loteados venden en la vía pública para estar más a mano de los compradores.

/ 8 de septiembre de 2017 / 15:08

En la rotonda del Plan 3000 y sus alrededores, un incendio arrasó 284 casetas instaladas en un área pública sin autorización el pasado 30 de agosto. Tuvo que imponerse la fuerza mayor del fuego para que Santa Cruz de la Sierra intente recuperar uno de los al menos 200 focos de inseguridad, contaminación e insalubridad que existen en la ciudad. Me refiero a los mercados ambulantes y espacios similares que se encuentran inmersos en la basura, que cuentan con conexiones eléctricas y de gas improvisadas, y que constituyen un caldo de cultivo de abusos y atropellos contra los derechos de los niños y adolescentes. Hasta el momento, al menos 2.481 comerciantes aseguran haber sido afectados por este incendio, y reclaman un puesto en alguno de los mercados municipales existentes en ese distrito de más de 200.000 habitantes.

Se sabe que la precariedad de las instalaciones, sostenidas con palos y maderas, no obedece a una situación de miseria de los propietarios, sino al modo de operar instalado entre los mercaderes de la calle, y no solamente en Santa Cruz de la Sierra, sino también en El Alto, en La Paz y en otras ciudades. Los “empleados” de los puestos loteados venden en la vía pública para estar más a mano de los compradores. De esta manera desplazan a los comerciantes “capitalistas” que operan dentro de un mercado o en alguna casa alquilada.

En 2004, durante la gestión del alcalde Roberto Fernández y del concejal Jesús Cahuana, por intermedio de la Comisión de Mercados, la Alcaldía de Santa Cruz concedió un terreno municipal para la construcción de un mercado, cuyo proyecto, presentado por los dirigentes de estos comerciantes, cumplía con todas las exigencias de habitabilidad y áreas comunes que demandó especialmente el Concejo. Han pasado 13 años desde entonces, y hasta ahora no han terminado de construir aquel mercado, y lo poco que se avanzó se lo hizo mal.

Además, el costo por metro cuadrado les resultó mucho más caro que el presupuestado originalmente. Según su propia información, 2.444 gremiales contribuyeron con montos entre $us 850 y $us 1.550 por persona, con la finalidad de edificar un lugar de ventas, que finalmente terminó siendo un galpón inconcluso en mal estado.

De realizarse las mejoras recomendadas por los peritos en ingeniería, el Mercado del Plan 3000 debería ser suficientemente grande como para albergar a los 2.444 comerciantes que hace 13 años tendrían que haber abandonado el espacio público. Sin embargo, en las dos décadas perdidas, los loteadores de la calle, la rotonda, el área verde, el canal y de la avenida aledaña se duplicaron a título de que viven al día (como la mayoría de las personas que desempeñan un oficio o cuentan con un empleo). Y es que ha resultado un gran negocio tomar un espacio público, asociarse para intimidar y extorsionar, e ir a pedir un mercado, cuyo valor se va incrementando a medida que demora su construcción; un negocio redondo que crece mientras uno se sienta a esperar.

Recuerdo al apreciado doctor Cástulo Chávez, concejal emenerrista de la primera gestión de Percy Fernández, quien, cuando los ambulantes de Los Pozos exigieron un mercado municipal para salir de la calle, sacó un escritorio y una silla del plenario del Concejo Municipal, las instaló en la plaza principal, y dijo: “Aquí me quedo hasta que el Alcalde me dé un consultorio”.

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‘No, hermano, uno no muere en política’

La declaración conjunta de Felipe Quispe y de Marcial Fabricano es la crónica de un nuevo tiempo anunciado.

/ 25 de agosto de 2017 / 04:00

La declaración conjunta de Felipe Quispe Quenta, El Mallku, y de Marcial Fabricano Noé, expresidente de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob) y candidato a vicepresidente a fines del siglo pasado, enfrentando al gobierno de Evo Morales es la crónica de un nuevo tiempo anunciado que se veía venir.

“Los pueblos del TIPNIS y Achacachi, conscientes del difícil momento político, social, cultural y económico que vive el pueblo boliviano y en particular los pueblos indígenas y originarios de tierras bajas y altas del país, acuerdan realizar la presente declaración conjunta por la vida y contra el totalitarismo para combatir en unidad a nuestro enemigo común, el gobierno de Evo Morales Ayma, que nos ataca, humilla y somete a nombre de un falso desarrollo, utilizando para este fin un discurso colonizador mentiroso, e imponiendo su voluntad con actos de violencia, prebendas, corrupción y prácticas abusivas que buscan avasallar y destruir nuestras tierra y culturas a favor de intereses foráneos, de acuerdo con su carácter entreguista y neocolonial.

(…) Durante los últimos 11 años hemos visto con paciencia, pero no con indiferencia, cómo a nombre de nuestros pueblos se han realizado vergonzosos hechos de corrupción; cómo se ha despilfarrado los recursos económicos de la época de bonanza que vivió el país; y cómo esa riqueza no ha llegado a los hogares de los indígenas, campesinos y originarios. El enriquecimiento ilícito de los jerarcas del Gobierno, de sus gobernadores y alcaldes ha convertido al MAS en un nido de ladrones y corruptos. Para tapar el asalto a los recursos de los pueblos, el Gobierno ha optado por el cercenamiento a las libertades ciudadanas, las limitaciones a la libre expresión, el encarcelamiento de los que denuncian y el atropello a la autodeterminación de nuestras comunidades. Hoy denunciar la corrupción es un pecado que lo protege el MAS mediante la justicia corrupta que persigue y encarcela al honesto y premia al asaltante. Por otro lado, el vertiginoso crecimiento del narcotráfico, la creciente presencia de empresas transnacionales, la deforestación de nuestra tierra, la contaminación de fuentes de agua, ríos y lagunas, por actividades como la minería ilegal enriquece a unos cuantos mientras la pobreza sigue siendo norma para los que fuimos siempre pobres (…). Utilizaremos para este fin todos los recursos que nos permiten las leyes del país y nuestras normas y costumbres, con las que históricamente hemos combatido y derrotado a quienes se han atrevido a someter a nuestras comunidades (…)”.

Felipe Quispe, fundador del grupo guerrillero EGTK, quien justificó su acción política respondiendo que no quería que su “hija sea tu sirvienta”, reaparece luego de años muy duros, de enterrar a su hija y a su esposa después de una larga enfermedad, y a su hijo mayor, aparecido muerto en El Alto en 2014.
Marcial Fabricano, uno de los líderes de la “Marcha por el territorio y la dignidad” protagonizada por cientos de indígenas en un penoso recorrido hasta la sede de gobierno en 1990, vuelve al reflector de la política en clara rebelión a la violación de la “intangibilidad” del TIPNIS. En 2009 el diario El País de España lo incluyó entre los 100 personajes del año por su trayectoria, mientras varios dirigentes del partido de gobierno lo azotaron 38 veces durante dos horas por supuesta traición a quienes defendió toda su vida. “No, hermano, uno no muere en política”, sentenció El Mallku consultado si se retiraría en medio de su tragedia personal. El tiempo y su enemigo político le dieron la razón.

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Una bomba de paz contra la Tv basura

Los medios imponen a la población una programación que vomita vulgaridad, acoso y destrozo.

/ 16 de junio de 2017 / 14:48

No miro televisión desde hace más de 10 años por las mismas razones, y otras más, que las expuestas por Fabio Zambrana, quien se cansó del asedio irrespetuoso, el acoso facineroso, la persecución obsesiva y la violencia mediática de uno de los programas más reprochables de la televisión boliviana. Zambrana tiene la potestad de contestar o recibir al medio de comunicación que le parezca ¿o no?, aunque sea una figura pública altamente demandada por su oficio.

Un verdadero “influencer”, apoyado por la comunidad, puede cambiar el rumbo de la televisión, lograr un alto a la impunidad y una imprescindible mejoría en estos espacios concesionados por el Estado. La autoridad responsable otorga el permiso, y nos preguntamos qué hace después cuando, a nombre de la población que representa, admite, permite, hace que no ve, que no oye, que no habla.

A título de la libertad de expresión, los medios imponen a la población una programación basada en delitos, donde la solución cínica, concordante con el modus operandi, es mandar a las víctimas a que los demanden ante la Justicia. Es decir, no solo imponen una conducta delictiva, sino que además pretenden que las víctimas destinen tiempo, dinero y fuerzas anímicas para enfrentar procesos judiciales de pronóstico previsible: “lo sentimos mucho, nos respalda la libertad de expresión”.

¿Qué puede justificar este accionar de los propietarios de los medios de comunicación, quienes de cualquier manera harán negocio? ¿Cuál es su necesidad de seguir ensuciando el ambiente? ¿O es que sufren de alguna patología mental o social más allá de cumplir la facturación mensual que precisan para cubrir sus expectativas? ¿Qué venden las empresas auspiciadoras, patrocinadoras, las que ponen publicidad en ese horario que vomita bajeza, vulgaridad, escarnio, acoso y destrozo, violación del honor y de la intimidad, actitudes y acciones delictivas? ¿Es que venden algo bueno en combo con algo tan malo?

“Yo quiero que mi hijo viva en un mundo sin programas de Tv basura. Actualmente existen millones de personas por el mundo sufriendo por la violencia mediática, cayendo en depresión y perdiendo las ganas de vivir”, escribió el vocalista de la banda boliviana Azul Azul en su página de Facebook. Lleva 255.000 reproducciones en menos de 48 horas, y la transmisión que realizó en vivo explicando su campaña pro vida en contra de la televisión basura, contando acerca de los miles de mensajes recibidos con historias de vidas destruidas por el bullying causado por estos programas, ha sido compartida más de 12.000 veces.

Yo también quise que mis hijos vivieran en un mundo sin programas de Tv basura, y en 2001, en mi función de concejal municipal, promoví y logré —contra todo el poder de los medios y sus abogados— que se aprobara el primer Reglamento de Control de Programación de los medios del país, tal como le ordenaba elaborar al Concejo Municipal el Código del Niño, Niña y Adolescente. Nunca se cumplió. En 2014 el nuevo Código retiró de la ley esa previsión, que obligaba a la televisión y a la radio garantizar que sus programas fueran aptos para la niñez en el horario diurno.

Hace más de 10 años que no miro televisión. Como Fabio, he tenido la capacidad de apagarla a tiempo. Mis hijos no ven televisión abierta. Mis nietos tampoco. Esa fortaleza y capacidad no la tiene la mayoría; y lamento que buenos comunicadores sucumban al escudo facilista y politizado de la “libertad de expresión”, alineados a su zona de confort antes que defender a las víctimas del genocidio mental que sufre la sociedad desde hace un par de décadas.

“Comparte este video, que su mensaje llegue al mundo”, pide Fabio. Y lo hacemos. #NoMasTVQueDestruye es la etiqueta de esta campaña o hashtag, como se denomina en las redes sociales.

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