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El terror a Donald Trump

El discurso de Donald Trump durante su investidura como presidente de EEUU, el 20 de enero, podría titularse “15 minutos que conmovieron al mundo”, porque cada una de sus frases, cortas, contundentes, agresivas, fueron retos al orden establecido, a lo políticamente correcto y al protocolo tradicional de invocación a la unidad nacional. En el escenario interno, su desafío al esta-blishment no pudo ser más vehemente, al anunciar “una transferencia no simplemente de un partido a otro, si no de Washington hacia el pueblo”, lo que atañe a la costra política en general.

Prometió más adelante terminar con la criminalidad, las pandillas, la droga; además, parar el derrumbe de la industria local, en beneficio del extranjero. “América primero: comprar americano y emplear a los americanos” es la nueva consigna y su grito de guerra. Corresponde entonces comentar cuáles son las ondas expansivas del terremoto que provoca en el planeta la irrupción de Trump en la Casa Blanca.

1) La llamada “alianza atlántica” nunca ha conocido mayor peligro en sus 67 años de existencia. Creada para disuadir la expansión de la Unión Soviética, la Organización del Atlántico Norte (OTAN), es obsoleta en la óptica de Trump, cuya actitud aislacionista no honrará el artículo 5 de su carta fundacional, que señala que un ataque contra alguno de sus 28 miembros constituye una agresión contra todos. Si ello sucediera, los pequeños Estados bálticos y Polonia estarían desprotegidos frente al apetito ruso. Las veleidades comienzan: Turquía, principal Ejército de la OTAN en el flaco sudeste, ya es parte de una troika junto a Rusia e Irán en el combate antiislamista de Medio Oriente, mientras que Hungría y Bulgaria coquetean con Moscú.

2) La Unión Europea también enfrenta una grave crisis existencial, no solo por el brexit, posición ampliamente apoyada por Trump, sino también por la posibilidad de victorias electorales en 2017 de partidos antieuropeos en Francia, Alemania y otros. No se excluye un cordial entendimiento entre el Reino Unido y Washington.

3) China es la potencia más golpeada por la retórica de Trump, no obstante, en el reciente Foro Económico Mundial de Davos, el presidente Xi Jinping se proclamó como el abanderado del libre comercio y defensor de la globalización, a la que considera imparable. “Los océanos no pueden ser transformados en lagos enclaustrados”, dijo el mandatario chino, y casi como advertencia a Trump agregó: “Nadie saldrá victorioso de una guerra comercial”. Ironía del destino: un jefe comunista acude a salvar la agónica tendencia globalizadora. La persistente implantación de islas artificiales en el Mar de China podría ser motivo de hostilidad militar con Estados Unidos; mientras que la fórmula de “una sola China” (en referencia a Taiwan) ya no será inmutable.

4) El terrorismo en Oriente Medio y por doquier será severamente perseguido por Trump, y se tratará que el Estado Islámico sea “erradicado de la faz de la Tierra”.
5) Israel y la cuestión palestina causarán irritación por la intención de trasladar la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén.

6) Alemania y su tolerancia con la avalancha migratoria a costas europeas fue acremente criticada por Trump, quien ve en la Unión Europea un instrumento de la hegemonía de Berlín en la región.

7) México enfrentará la construcción del tan pregonado muro fronterizo; además, tendrá que renegociar, junto a Canadá, el Tratado de Libre Comercio (Nafta) que con su similar TPP (Tratado Transpacífico), del que también es miembro, difícilmente sobrevivirán sin la participación estadounidense.
8) El acuerdo nuclear laboriosamente logrado entre Irán y los 5+1 (China, Rusia, EEUU, Francia, Reino Unido + Alemania) fue apuntado por Trump como una pésima negociación, pero siendo un compromiso multilateral, podría salvarse.

9) Igualmente, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático tendría que absorber ciertas reservas estadounidenses consonantes con el criterio escéptico que Trump tiene al respecto.

10) Rusia sostiene francamente su cercanía con el nuevo presidente norteamericano, quien es partidario de levantar las sanciones impuestas al Kremlin, y no se desdeña que el tándem Trump-Putin diseñe el nuevo orden internacional en ciernes.

11) América Latina, aparte de leves referencias sobre Cuba, no figura en el vocabulario geopolítico de Trump, tampoco se cita a África.

Todos los elementos consignados llevan a concebir la política externa de Trump dentro de un marco de duro aislamiento, desprecio por el multilateralismo y confianza en pactos bilaterales, sean éstos de carácter comercial o de alianzas circunstanciales en el terreno militar. En ambas avenidas Trump cuenta con la simpatía abierta de Vladimir Putin, otro caudillo nacionalista, fieramente hostigado por la comunidad internacional.