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Los muros de la vergüenza

Dime con quién haces negocio te diré quién eres? Donald Trump y Mauricio Macri, ambos presidentes de Estados Unidos y de Argentina, son viejos conocidos. Los negocios fueron el origen de este vínculo estrecho. A tal extremo que el empresario argentino se inició en el mundo de las transacciones internacionales con el magnate norteamericano. “Es una larga historia, de hace mucho tiempo. Fue cuando tuve que cerrar un negocio familiar en Nueva York”, dijo Macri.

Al parecer, los negocios no solamente son el único lazo que les une, sino sus ideas migratorias xenofóbicas. Ambos, anunciaron políticas para endurecer las condiciones para migrar a sus países y facilitar así las expulsiones de los migrantes “fuera de la ley”. Entonces, el eje central de la argumentación de los presidentes de Estados Unidos y Argentina es la misma: asociar (peligrosamente) la migración con la delincuencia.

No es casualidad, al unísono de la edificación de un muro sobre la frontera de México anunciado por Trump se escuchará en el gobierno macrista que se estaba pensando levantar un muro fronterizo para separar Argentina con Bolivia. Este anuncio desató una ola de acusaciones de ser xenofóbica en la propia Argentina que luego fue desmentida.

A nombre de combatir la delincuencia y de un trasnochado proteccionismo, nos remonta a los tiempos medievales en que cada Rey levantaba murallones para marcar sus diferencias con el “otro”. En tiempos de la globalización es una aberración inconcebible. Esta mentalidad retrógrada parece estar de retorno.  

Estos anuncios de la construcción de los muros simboliza la cara más grotesca de la derecha cavernícola que inclusive tiene un rostro fascista. Esta derecha parece revivir la memoria de lo que hizo Hitler con los judíos. Y, quizás como paradoja de la historia, los hijos y los nietos de esos judíos despreciados por el régimen hitleriano hoy construyeron un muro para aislar y oprimir a los palestinos.

El solo anuncio de construir esos muros da pavor. Si Trump y Macri convierten en realidad sus anuncios, serán los muros de la vergüenza. Serán una especie de guetos nacionales, encerrados y, aún peor, asfixiados en su propio racismo y xenofobia. Pensar que el origen constitutivo de Argentina y Estados Unidos es la migración. Claro, pedir a los presidentes Trump y Macri conocer algo de historia es pedir mucho, ya que están embobados en una ignorancia descomunal.

Si los Estados Unidos de Trump, en vez de colindar con México, colindara con Gran Bretaña, o la Argentina de Macri limitara con Suecia, jamás se atreverían a anunciar la construcción de ningún muro. Se dice que Trump es proteccionista, pero hasta el momento no he escuchado que pretenda edificar un muro en la zona fronteriza con Canadá.

Entonces, estas políticas supuestamente proteccionistas en el fondo esconden el verdadero rostro de estos presidentes: una ideología trasnochada. La de la discriminación racial, solo hablar de estas ideas es sumergirse en un debate que pensábamos haber superado hace mucho tiempo. Empero, hoy, con una indignación a cuestas, empezamos a debatir nuevamente. Más allá de la personalidad repugnante de Trump y Macri, estos anuncios reflejan una ideología que en estos tiempos de la globalización e inclusive del libre mercado parece descolocada poniendo, una vez más, a la propia humanidad frente al espejo y, quizás allí, aparezcan esos espectros tormentosos que nuevamente nos pone en un limbo xenofóbico.