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Salvar a la Caja

Ayer ha comenzado un paro indefinido de trabajadores de la Caja Nacional de Salud (CNS), último estadio de un estado de emergencia declarado en diciembre y que hasta ahora ha incluido paros de 24, 48 y 72 horas en enero. La demanda de los movilizados es que el Gerente General de la aseguradora renuncie al cargo. La cantidad de población afectada es grande.

Según el gerente resistido por los trabajadores, solo en los seis días de paro de enero se suspendieron 15.000 cirugías y 105.000 consultas. Como única respuesta, la dirigencia de médicos y de trabajadores asegura que se están reforzando los turnos para atender emergencias y hacer seguimiento a las personas hospitalizadas. Para los miles de personas que no accederán a la atención médica —que muchos llevan esperando hasta por semanas— no hay anuncio alguno.

El origen del conflicto, que hasta el momento de escribirse estas líneas no tiene miras de ser resuelto, está en la posesión, el 16 de diciembre de 2016, de Juan Alfredo Jordán como Gerente General de la aseguradora; entonces, las dirigencias de las federaciones Nacional de Trabajadores de la Seguridad Social (Fensegural) y de Sindicatos Médicos y Ramas Afines (Fesimra) se opusieron a la decisión argumentando que, por una parte, no había sido consensuada con las organizaciones de los trabajadores (COB incluida) y, por otra, que el joven profesional no tiene formación de médico.

Da nada sirvió que se demuestre que el nuevo gerente, sin ser médico, tiene el perfil necesario, pues además del diploma profesional de ingeniero comercial tiene estudios de posgrado en gestión del sector salud; o que detrás del argumento de defender a la Caja de las malas decisiones de las autoridades, los sindicatos estén profundizando el descalabro que ha hecho de la aseguradora sinónimo de mala atención a sus asegurados.

Tampoco ha servido que se hubieran hecho descuentos por días no trabajados en diciembre y enero o que se esté amenazando con despedir a quienes no asistan a su fuente laboral; en todo caso, no será extraño que la próxima movilización de los trabajadores de la CNS sea demandando la restitución del dinero descontado o de los trabajadores despedidos.

En todo caso está claro que si algo no interesa a los dirigentes y sus bases movilizadas es la transformación tantas veces demandada de la más grande e importante aseguradora de los trabajadores del país, en la que hay más administrativos que médicos y paramédicos, y en la que el trato con calidez y calidad lo ofrecen solo unos pocos trabajadores comprometidos con su misión profesional.

Urge, pues, que las autoridades encuentren una solución pronta y viable a la situación de la CNS, pues lo que está en juego no es la estabilidad de unos cientos de personas que se creen dueñas de la institución, sino la seguridad social de los trabajadores de todo el país.