Icono del sitio La Razón

Ciudadanos baygon

Desde hace tiempo existe cierta percepción de que el mundo pareciera ir hacia atrás en lugar de hacerlo hacia adelante, como si un virus se hubiese propagado en muchos países afectando sus valores y el ánimo de las personas. Reflexionando sobre este fenómeno, tengo la sensación de que probablemente estamos perdiendo nuestra identidad o, para ser más preciso, que nuestra identidad estaría transitando hacia una concepción basada en la negación.

Si se nos ocurre preguntar a alguien qué es o qué es su vecino, probablemente la respuesta que escuchemos sería: anti-imperialista, anti-clerical, anti-revolucionario, anti-burgués, anti-capitalista, anti-socialista, anti-demócrata, anti-migrantes y un sin número de antis, pero siempre nos definimos como anti-algo. Nos estamos convirtiendo en una especie de ciudadanos baygon, es decir, antitodo.         

Definirse a sí mismo como anti-algo, es decir establecer una posición existencial negando algo, es negación pura, que no conduce a nada, es decir que no se sabe quién se es. Por ejemplo, señalar que algo no es de color blanco, lo único que nos informa es que no es blanco, pero de allí no podemos conocer de qué color es. Decir que ser anti-algo supone que ese algo es todo lo malo y, por lo tanto, uno es todo lo bueno, considero que es, al menos, una sobre-simplificación.    

Creo que esta especie de virus que nos estaría transformando en ciudadanos baygon, también nos estaría convirtiendo en personas anti-valores, me refiero a aquellos valores que se supone permiten el desarrollo, el crecimiento y la convivencia pacífica y solidaria.

Si alguien quiere tener muchos enemigos no es necesario hacer daño a nadie, basta con esforzarse en progresar y buscar ser feliz y los enemigos aparecerán gratuitamente. Por ello, es poco recomendable que cuando a uno le preguntan: ¿Cómo estás?, responder: Muy bien, porque con ello podríamos ganarnos un enemigo, lo recomendable es responder: Más o menos o, mejor aún: Mal, porque de esta manera haces feliz a tu interlocutor y ganas un amigo. Parecería que es bueno recordar el dicho popular que expresa: Si quieres ganarte un amigo, háblale mal de algún conocido.         

Hasta mi gato parece que se ha contagiado con este extraño virus, ahora es anti-sísmico, duerme debajo de la mesa. Sería genial que todos debamos hacernos vacunar con la anti-rrábica y tomar regularmente anti-depresivos ¿no les parece? Bueno, creo que ya está de buen tamaño, así que mejor termino este artículo, porque es muy probable que si sigo escribiendo sea calificado como antipático.