Ya son ocho años, desde aquel febrero de 2009, cuando se incorporó el Viceministerio de Ciencia y Tecnología al Ministerio de Educación, una noticia que fue recibida con gran expectativa, pues la tecnología es un tren al que no se puede parar y lo único que queda es subirse al mismo.

La ciencia es la mayor obra colectiva de la historia de la humanidad (Pedro Echenique), la que nos ha permitido crecer como especie desde que el hombre descubrió que podía generar y controlar el fuego. La ciencia y tecnología que descubrimos e inventamos es lo que nos distingue como seres humanos, la que hace a los países poderosos, la que permite ganar dinero con aplicaciones tecnológicas derivadas del desarrollo científico. Nos ayuda a conocer y a aprender cómo funciona nuestro cerebro y el resto de nuestro organismo, a través de la ciencia obtenemos conocimiento racional y verificable con el que luego desarrollamos un producto que responde a una necesidad social y económica.

Quisiera que nuestro Viceministerio cumpla el objetivo por el que fue creado, lleguemos a un nivel donde tengamos la capacidad exportar tecnología y ciencia, desarrollemos estudios sobre el bosón de Higgs, reprogramación celular, sistemas de riego por goteo y nanotecnología. Tenemos que prepararnos para el futuro y no depender de nuestros recursos naturales por siempre, tampoco podemos hacer mucho con los concursos que lanzan y que solo acopian proyectos enviados por estudiantes de colegios y universidades, que quedan como simples aspiraciones, es lo que se ve en la página web del Viceministerio. Aunque en el sitio de internet aparece el Sistema Boliviano de Información Científica y Tecnológica (SIBICYT), no se hace lo suficiente para que la gente conozca y utilice el mismo.

Es de esperar que el Viceministerio haga los méritos necesarios para adquirir el rango de Ministerio, que tenga profesionales que puedan crear ciencia y que el oficio de científico sea uno de los empleos mejor pagados del país. De ejemplo tenemos al boliviano Fabricio Loayza que desarrolló una técnica para detectar las vulnerabilidades metabólicas de los tumores.

Esta cartera tendría que ayudar a la mayoría de los ministerios e involucrarse en aspectos cotidianos como el sistema penitenciario, el problema del agua o la seguridad ciudadana.

Los políticos deberían dejar de lado sus diferencias e invertir en lo que nos sacará de la pobreza, nos brindará mejores días para nuestros hijos.