Icono del sitio La Razón

¡Justicia para Loui!

El 1 de marzo Loui Alvaro Oporto Almaraz (1978-2013) estaría celebrando su 39 aniversario. Sin embargo, ese día, por cruel paradoja del destino, los jueces del Tribunal de Sentencia 1 de La Paz, dictarán sentencia, luego de cuatro largos años de un juicio penal, lacerante, cruel y doloroso. En ese tiempo tuvimos la triste experiencia de ver el funcionamiento de la Justicia, caracterizada por una lentitud pasmosa, el uso de las argucias legales (“chicanerías”) para torcer la ciencia del derecho y la ley, hábilmente empleadas para suspender audiencias y dilatar el juicio, ante la impotencia de los administradores de Justicia.

Como si estuviéramos en una máquina del tiempo, volvíamos a vivir la tragedia que truncó la existencia de un joven que soñaba con estudiar las culturas de nuestro país. Loui estudió Antropología en la Universidad Mayor de San Andrés y era también archivista, bibliómano compulsivo, coleccionista de revistas y objetos culturales. Su existencia, útil para la sociedad, fue extinguida por quienes se decían ser sus amigos. Loui era solidario y extremadamente cariñoso y esa fue la causa de su desgracia.

Recuerdo aún las devoluciones de libros de mi biblioteca que Loui había entregado a sus compañeros. Prestaba y no pedía que le devuelvan. No me extrañó que prestara, pero sí que me devolvieran. Su otra afición era el cariño por los perros de la calle. De hecho tuvimos que criar una perra de raza mestiza, tipo pastor alemán que encontramos en su departamento, días después de su asesinato. Por esas razones, lo que nunca comprenderemos es la saña con la que actuaron sus asesinos, pues Loui era una persona que jamás haría daño a nadie.

Ningún padre debiera enterrar a sus hijos, pero ningún ser humano debiera someterse al suplicio que se experimenta en los estrados judiciales reviviendo, en cada audiencia, la crueldad con la que mataron a nuestro hijo.

Nunca entenderé la insensibilidad de los abogados. Los he visto mostrar desprecio por la vida, con muecas despectivas, ofendiendo a la Majestad de la Justicia, ofendiendo a los padres de Loui. La Justicia en Bolivia necesita con urgencia reformas estructurales para evitar que las audiencias se suspendan por la falta de alguna de las partes. A veces lograr que se lleve adelante una audiencia puede ser una hazaña sin nombre.

Llegó el momento final de esta pesadilla judicial. Hoy miércoles 1 de marzo escucharemos la sentencia, con la que esperamos recuperar la paz y tranquilidad perdida, pero sobre todo con ese dictamen, Loui Alvaro finalmente descansará en paz.