A un ‘click’ de la ignorancia
Ante tanta información inútil y sin que for-memos criterio siem-pre estaremos a un ‘click’ de la ignorancia.

Hace unos años un amigo me regaló una historia que vale de cuerpo entero para ejemplificar las enormes facilidades que tenemos hoy para obtener información. El amigo de la historia cantaba muy bien y cuando tenía siete años (1956) se presentó al concurso “El Joselito boliviano”, auspiciado por una radio paceña. En ese entonces, un concurso de esa naturaleza se ganaba toda la atención, se convertía en el acontecimiento del año. En la familia del pequeño concursante se pusieron en campaña la madre viuda, la abuela, la escalera de primos y los tíos casados y solteros. Por supuesto que el padrino de bautizo reclamó su participación prometiendo financiar el traje para el concurso, fue él quien eligió el atuendo que el verdadero Joselito español usaba en la película El pequeño ruiseñor. Para no alargar la historia, el padrino y el sastre fueron al cine matiné, tanda y noche para dibujar en una hoja de papel la chaqueta, la camisa con volados, el pantalón de sevillano y sobre todo copiar a pulso la letra de la canción.
Hoy todo se reduciría a buscar en internet, poniendo dos palabras: Joselito ruiseñor, luego un click y la información en fracción de segundos nos enviaría al menos una decena de imágenes. Bastaría con pintar la elegida para mandarla a imprimir. Si no tenemos la letra de la canción seleccionada solo tendríamos que realizar el ejercicio anterior para tener la impresión completa. En otros tiempos para lograrlo debíamos comprar el disco, y luego de escucharlo parando un centenar de veces tendríamos la letra manuscrita.
En estos tiempos es muy fácil acceder a la información, lo difícil es formar criterio para discernir, dentro del torrente de información que nos suele sepultar como lo hace un alud, qué es verdad y qué es mentira; qué es noticia y qué es chisme. Demasiada información que desinforma, que nos hace creer sobre una base de mentiras que estamos informados, que estamos adquiriendo conocimientos, que nos insta a difundir datos que solo son una pobre caricatura de la realidad. De tanto creer las mentiras que se viralizan por internet, en el WhatsApp, o en el Facebook, nos estamos forjando en una sociedad engañosa, que se manipula a sí misma, ofreciendo información cruelmente sesgada por el invisible y astuto manipulador, que a su turno sostiene los hilos de la marioneta informativa.
Ante la avalancha de datos, comentarios, noticias, es urgente despertar el sentido común, saber que la verdad es demostrable y presenta pruebas, que lo falso no ofrece respuestas. Tenemos que saber que ante tanta información inútil y sin que formemos criterio siempre estaremos a un click de la ignorancia.