Mujeres movilizadas
El 8 de marzo busca levantar a las mujeres para que luchen por sus derechos desde sus convicciones.
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Parece innecesario repetirlo, pero con el tiempo se ha perdido esa última palabra y ha sido banalizada la lucha feminista, en un intento de adormecerla con rosas y chocolates, convenientemente lejos de los espacios de poder y protesta.
Sin embargo, este año el 8 de marzo fue motivo del Paro Internacional de Mujeres en el cual 55 países tomaron parte, siendo Ni Una Menos Bolivia parte de la unión. Este último mes se estuvieron generando alianzas para combatir el sistema Patriarcal y Capitalista desde el respeto a la diversidad y la clara convicción de que la lucha es por y para todas.
El Paro de Mujeres comenzó al mediodía en la Plaza del Estudiante, al que poco a poco se fueron sumando más mujeres. Se usaron simbólicamente cacerolas y cucharas para representar una realidad que ha sido menospreciada: no hay ninguna mujer que no sea trabajadora. Esto no implica que se desconozca la doble o incluso triple opresión que experimentan muchas mujeres con la doble jornada (trabajo formal, el doméstico y de cuidado no remunerado). Lo interesante de esta actividad es que fue sincronizada con una gran cantidad de países, en la cual “se hizo ruido internacional” en solidaridad con todas las mujeres del mundo.
Seguido de esto, se realizó una marcha que partió de la Plaza San Francisco hasta la Plaza del Bicentenario, en la cual se pudo ver a diferentes compañeras que con sus expresiones artísticas denunciaban la realidad de las mujeres bolivianas.
Muchas mujeres en los últimos meses han tenido la sensación de no sentirse representadas por algunos movimientos feministas, y estoy segura de que esta es la oportunidad perfecta para autoconvocarse por una lucha que sí las represente y por la que crean legítima levantarse. El 8 de marzo busca eso: levantar a las mujeres para que luchen por sus derechos desde sus convicciones.
Sin embargo, hay consignas claras para esta lucha: combatir la violencia sistémica en la que participa el capitalismo y el patriarcado y ni una menos por feminicidio y aborto clandestino. Al ser todas las demandas igual de urgentes por estar entrelazadas en una cadena cotidiana de violencias sistémicas, demandamos al Estado que se declare Emergencia Nacional ante una media constante que se ha repetido los últimos años: una mujer víctima de feminicidio cada tres días.
Es importante recalcar vehementemente que aunque la alianza entre los colectivos feministas nacionales e internacionales recién comienza, no habrá descanso en la protesta constante contra el Estado, instituciones y sociedad cómplice del sistema patriarcal. La Nueva Ola del Feminismo va a ser latinoamericana, y es por eso que ha comenzado un levantamiento mundial de las mujeres, y Bolivia no va a ser la excepción.