Es mi decisión
Ninguna de las decisiones que nuestros hermanos varones toman sobre sus cuerpos está penalizada.
En un contexto en el que nuestras asambleístas plantean acertadamente profundizar la normativa que garantiza derechos igualitarios a hombres y mujeres en nuestro país, es necesario visualizar la doble moral y el cinismo de un sistema patriarcal de dominación, que también tiene apresados entre sus fauces a nuestros propios compañeros y compañeras que, cuando se propone hablar sobre la despenalización de las decisiones de las mujeres sobre abortar o no, en los hechos ponen distancias, se hacen a los locos, se ponen nerviosos, y tampoco faltan los que inmediatamente se hacen a un lado, porque son o fueron monaguillos.
Es difícil de entender, pues. Son nuestros propios compañeros, aquellos que sabemos que se muestran valientes a la hora denunciar al capitalismo explotador de la fuerza de trabajo humana. También tenemos innumerables pruebas de que son bien claros al denunciar y combatir el racismo. Sabemos, porque hemos visto que no tienen ningún tipo de prejuicios a la hora de marchar al lado de nuestros compas transexuales, travestis y gais; lo cual obviamente está muy bien.
Lo que no entendemos es que ponen peros, se ponen quisquillosos y sumamente “cuidadosos” a la hora defender el derecho de nosotras, sus hermanas las mujeres, a decidir sobre nuestros cuerpos, a decidir si queremos ser madres y cuidar wawitas o todavía no, o si ya fueron suficientes. Eso sí que no, ahí la valentía espera. No son tan atrevidos como pensábamos, miden, sopesan pros y contras, hacen una pulseta con los patriarcas. Es la repartija del poder a la cual pocos hombres se resisten. Entonces nos preguntamos ¿por qué, por nosotras, sus hermanas, no? ¿Por qué no les resulta natural a sus cuerpos sentirnos sus distintas, pero iguales? Sus semejantes, aquellas que siendo ustedes pequeños los cuidamos y los acompañamos y protegemos en su crecimiento, hasta que pueden tomar decisiones con base en principios éticos, como hombres de bien, en nuestro país.
¿Por qué si son tan igualitarios en otros asuntos no son también igualitarios con nosotras, que somos la mitad de cada pueblo y la mitad del proceso de cambio? ¿Qué sucede?, ¿qué mecanismos actúan en medio para que ustedes crean que nosotras no somos capaces de decidir o cuidar la vida y garantizar que ese Vivir Bien que soñamos juntas y juntos sea una realidad?
Ninguna de las decisiones que nuestros hermanos hombres toman sobre sus cuerpos está penalizada. Por ejemplo en el caso de engendrar vida, que se hace por medio de la eyaculación del semen, que al momento del coito lo expulsan en las vaginas de las mujeres. Que nosotras sepamos, es entonces cuando las mujeres quedamos encinta. Y en el caso de embarazar sin que las mujeres queramos (violación); o cuando no sabemos qué nos pasa, como en los casos de abusos sexuales a las niñas; o por la falta de información y educación sexual en las escuelas y colegios, nosotras no tenemos derecho a decidir libremente.