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Bajó el riesgo país de Bolivia

La emisión de bonos soberanos por $us 1.000 millones a un plazo promedio de 10 años y una tasa cupón de 4,5% anual anunciada por el Gobierno es una buena noticia no solo porque el país logró ejecutar la colocación más grande de la historia con este tipo de instrumento, o porque consiguió bajar el costo de endeudamiento respecto a las última dos emisiones —por debajo incluso de otros países como Paraguay (5%), Brasil (6%), Argentina (7%) y Ecuador (10%) que también acudieron a los mercados internacionales en meses pasados—, sino fundamentalmente porque significa que el riesgo país en Bolivia se ha reducido. Pero ¿qué es el riesgo país?, ¿cómo se mide?, y ¿cuál es su implicancia para una economía como la boliviana?

El riesgo país es una medida inventada por los mercados de capitales para determinar el grado de riesgo al cual se ven expuestos los inversionistas internacionales que compran deuda de los gobiernos (deuda soberana). Es decir, es una medida del grado de incumplimiento de las obligaciones contraídas por un Estado con el sistema financiero internacional, cuando el primero podría eventualmente dejar de honrar sus compromisos financieros. En la práctica se mide como el exceso de tasa de intereses que tiene que pagar un país por vender un instrumento de deuda frente a otro título denominado “libre de riesgo”, y que generalmente está representado por la tasa que pagaría un bono del tesoro de Estados Unidos (treasury bond), con plazos y condiciones similares, ya que se asume que este último tiene un riesgo implícito de cero, pues siempre cumple sus obligaciones. En consecuencia, es una sobre tasa que el país debe asumir para compensar el mayor riesgo asumido por el inversionista.

A pesar de que existen otros factores relacionados al riesgo de las inversiones, como las condiciones económicas, políticas, sociales y medioambientales, el riesgo país resume todas esas interpretaciones en un solo número, pues recoge la percepción global de inversionistas internacionales respecto a esa nación, he ahí su utilidad. Cuando una economía tiene mayor riesgo país, debe sopesar una penalización por parte del mercado, que exige una tasa de interés más alta por la deuda emitida; en cambio, los países con bajo riesgo gozan de mayor flujo de capitales a costos más bajos.

Ahora bien, la historia económica de Bolivia estuvo plagada de varios episodios de incumplimiento o cesación de pagos (defaults), asociados a periodos de crisis financieras, que llevaron al país a caer en el rango de peor reputación crediticia de la región. Tuvieron que pasar 28 años desde el último default de deuda en 1984 para recuperar la confianza de los mercados financieros, y que el país vuelva a prestarse del sector privado internacional en octubre de 2012. Desde entonces y en menos de cinco años se redujo significativamente el riesgo país de 303 a 189 puntos básicos, a pesar del contexto externo adverso, caracterizado por la alta volatilidad financiera y la inminente normalización de tasas de interés de política del Banco Central de EEUU que encarecerá la deuda en el mediano plazo.

Cabe señalar que el riesgo soberano es, en muchos casos, un piso para las tasas de interés internas y externas a partir del cual las familias y empresas pueden endeudarse. Es así que cuanto más baja es la tasa soberana del país, mejores son las oportunidades de inversión del sector privado nacional, que también se beneficia de un riesgo soberano más bajo.

La fortaleza de las variables macroeconómicas y la solvencia del Estado boliviano han mejorado, prueba de ello es la disminución del riesgo país. Un menor riesgo país da la posibilidad de atraer más inversiones extranjeras para apuntalar proyectos de desarrollo interno y la posibilidad de acceso a fuentes de financiamiento mucho más baratas.