Por décimo año consecutivo, este sábado se realizará una nueva edición de la Hora del Planeta. Al igual que en las versiones pasadas, la consigna consiste en apagar la luz durante una hora, entre las 20.30 y las 21.30, como un gesto simbólico de compromiso con el cuidado del medioambiente y la lucha contra el calentamiento global. El año anterior, según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), fundación que promueve esta iniciativa desde 2007, millones de ciudadanos de más de 10.000 ciudades de 178 países diferentes se sumaron a esta cruzada, renunciando al uso de la energía eléctrica y de motores a diésel y gasolina durante 60 minutos.
Y para este año se espera que un mayor número de personas compartan este mensaje de responsabilidad social y ambiental. Se trata sin duda de una importante iniciativa digna de apoyar, en tanto busca internalizar entre propios y extraños que todos podemos y debemos contribuir en la lucha contra el cambio climático con pequeñas acciones, pero también y sobre todo comprometiéndonos con el cuidado del planeta, evitando no solo el derroche de energía eléctrica, sino también del resto de los recursos, como los alimentos, el aire o el agua, cada vez más escasos por la voracidad del sistema consumista en el que se encuentran inmersas la mayoría de las sociedades del orbe.