En Bolivia, aunque ya tengamos un Estado laico y un gobierno que otrora creíamos favorable a temas como el aborto, hemos seguido viviendo en un contexto de prohibiciones que no evitan esta práctica, pero sí ponen en riesgo la vida de las mujeres.

En el proyecto de reforma del Código del Sistema Penal, el aborto no se despenaliza, solo se amplían las causales, solo nos dan un paliativo, cuando es una obligación del Estado velar por la vida de las bolivianas, no un favor, y es urgente evitar que más mujeres sigan muriendo por abortos mal practicados. Puntualmente tenemos cinco observaciones.

Primera: el plazo de ocho semanas para realizar el aborto legal es insuficiente y conservador, comparado con la legislación de países que legalizaron esta práctica.

Segunda: el que se pueda interrumpir voluntariamente el embarazo solo una vez expone a las mujeres que abortan por segunda vez, sea cual fuere el motivo, a todos los riesgos que conlleva un aborto clandestino. Por otra parte, para que haya constancia de la interrupción voluntaria de un embarazo, seguramente seremos parte de un “registro legal”, o mejor dicho, de un prontuario de mujeres que abortan.

Tercera: la causal de extrema pobreza o falta de recursos para la manutención propia o de la familia está a contracorriente de nuestras luchas por la despenalización del aborto. El aborto debe ser irrestricto, pues partimos del principio de “la soberanía sobre nuestros propios cuerpos”; los gobernantes están lejos de esta consideración.

Cuarta: la tercera causal para realizarse un aborto legal, “sea madre de tres o más hijos o hijas, y no cuente con recursos suficientes para su manutención” condiciona a las mujeres a una función reproductora; supone que si eres madre, recién tienes derecho de abortar.

Quinta: la cuarta causal indica que las estudiantes pueden abortar de manera legal; esperamos que cualquier mujer en cuyo carnet de identidad diga “estudiante” pueda realizarse esta práctica legalmente, ya que muchas mantenemos hasta décadas esta actividad en nuestras cédulas para evitarnos el trámite.

Esperamos que tal como indica el proyecto, de ser aprobado, el único requisito sea el llenado de un formulario y que la reglamentación no sea una traba para esta ampliación de causales para el aborto.

Un aspecto curioso es que muchas veces, hasta no hace poco, cuando se ponía sobre la mesa el tema del aborto, mujeres y hombres, movimientos sociales y autoridades pertenecientes al partido de gobierno cerraban filas en contra. Por eso sus manifestaciones públicas no resultan confiables en general y esperamos que esta vez no termine una vez más como un amago. Consideramos que movimientos como el nuestro debieron estar involucrados en el debate previo a la publicación de este proyecto.

En todo caso, tenemos la seguridad de que se apruebe o no se apruebe este proyecto de ley, por la forma cómo ha sido planteado, el debate sobre el aborto no se ha cerrado y que la lucha no ha terminado; a nosotras, como movimiento feminista, nos toca seguir luchando por la despenalización irrestricta del aborto