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Ataques a la vida

Esta última semana se conoció sobre ataques químicos que se realizaron contra la sociedad civil en Siria, que dejaron al menos 80 personas muertas y más de 200 heridas; y lo más lamentable de todo es que entre los fallecidos existen niños y mujeres que tuvieron que pagar las consecuencias de intereses de, disque, países desarrollados.

Sin embargo, la tragedia no queda ahí. El ataque provocó la reacción de un presidente, Donald Trump, quien es muy cuestionado por asumir polémicas decisiones como la de construir un muro a lo largo de la frontera con México para evitar el ingreso de inmigrantes a su país, Estados Unidos; e incluso ha sido calificado como un sujeto que tiene problemas mentales.

Trump ordenó la madrugada del jueves un ataque ofensivo con misiles de largo alcance a la base aérea siria de la que supuestamente salieron los bombardeos químicos contra la población rebelde de Khan Sheikhoun, al sur de ese país árabe. Este hecho dejó al menos nueve muertes, incluido niños que vivían cerca del lugar.

Estos atentados originaron el repudio de la comunidad internacional, que pidió sanciones tanto a Siria, por el supuesto ataque químico, como a Estados Unidos, por su reacción. Sin embargo, detrás de estos hechos que enlutan a familias humildes, que nada tienen que ver con los intereses de los países del “primer mundo” inmiscuidos en el conflicto sirio, está el petróleo que existe en esa parte del globo terráqueo.

Según se sabe, Siria está entre los países con mayores reservas de oro negro del planeta, lo que motiva a Estados Unidos y a otras naciones como Rusia a “preocuparse” por este Estado árabe. Además, en ese país tiene lugar una guerra civil desde 2011, que ha causado hasta ahora más de 470.000 muertos y más de tres millones de desplazados dentro de Siria y otros 1,2 millones que han emigrado a otros países en busca de una vida mejor.

Empero, no se trata del primer bombardeo estadounidense a Siria. En 2014 el gobierno de Barack Obama también ordenó un ataque a territorio sirio para eliminar a los terroristas del Estado Islámico. Hecho que afectó a la población civil, destruyendo escuelas, hospitales y los hogares de cientos de ciudadanos y ciudadanas que no entienden por qué su país sufre estos ataques militares.  

En 2015, Francia y Rusia también se involucraron en este escenario, atacando a diversas regiones, provocando la ruina de ese pueblo, sobre todo de niños y mujeres. Es lamentable ver que países desarrollados en pleno siglo XXI utilicen armamentos de destrucción para beneficiarse de los recursos naturales de otras naciones.