Expectativas sobre el petróleo
Los bajos precios terminaron deteriorando las cuentas fiscales de los países de la OPEP.
A fines de 2014, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, tomó la decisión de no ajustar su producción de crudo a pesar de que la economía china mostraba señales de debilitamiento, a fin de que los precios se redujeran a un nivel que desalentara la explotación no convencional, denominada shale oil, que había crecido de manera importante en Estados Unidos principalmente, gracias a los elevados precios del carburante. En ese entonces se estimaba que las explotaciones de shale oil requerían precios por encima de los $us 70 el barril WTI para ser rentables. La decisión de la OPEP generó una sobreoferta que llevó el precio del WTI a $us 26 el barril en febrero de 2015, su precio más bajo en 13 años.
Pero al parecer los bajos precios terminaron deteriorando las cuentas fiscales de los países miembros de la OPEP, cuyos principales ingresos provienen de las exportaciones de petróleo, mucho más que la situación financiera de las empresas que explotan el shale oil. En parte porque estas compañías pudieron acceder a financiamiento a bajas tasas de interés gracias a las medidas de flexibilización monetaria aplicadas por la Reserva Federal estadounidense para hacer frente a la crisis de 2008.
En noviembre de 2016, los miembros de la OPEP y otros países productores no miembros, como Rusia, alcanzaron un acuerdo para ajustar su producción por seis meses a partir de enero del presente año, a fin de reducir el exceso de oferta y así apuntalar su precio. Las naciones participantes del acuerdo estimaban que con el ajuste de producción pactada el precio del WTI se situará entre los $us 55 y $us 60 el barril. Luego del acuerdo, el precio del WTI se recuperó hasta situarse en torno a los $us 54, pero después retornó a un precio por debajo de los $us 50, a pesar de que los países productores han cumplido con la reducción acordada, con excepción de Rusia, que debe ajustar su producción hasta este abril. La principal razón por la que no se ha logrado alcanzar los precios esperados es que las reservas de Estados Unidos se han incrementado sistemáticamente desde inicios del año, debido principalmente al continuo crecimiento de la explotación del shale oil, que en muy corto plazo ha llegado a representar más del 50% del total del petróleo producido en ese país. Todo indica que mientras los países miembros de la OPEP deterioraron sus finanzas públicas con la estrategia de mantener precios bajos, las empresas que explotan el shale oil invirtieron en tecnología para reducir sus costos de producción, logrando en algunos casos rentabilidad con precios de $us 50 el barril. Sin embargo, el endeudamiento adquirido para financiar dicha inversión, cuyo costo financiero está subiendo, podría ponerlas en problemas si el precio se reduce por debajo de los $us 45 el barril.
Los países miembros de la OPEP mantendrán una reunión en mayo, oportunidad en la que podrían acordar un nuevo ajuste en la producción si los precios del petróleo no repuntan, pero acosta de perder mercados si las naciones que no son miembros (como Estados Unidos) no ajustan también su producción. Esa posibilidad parece poco probable, ya que, por un lado, la nueva administración estadounidense tiene el firme propósito de que Estados Unidos alcance la soberanía en términos energéticos y, por el otro, las compañías productoras estadounidenses, a diferencia de las empresas de los países miembros de la OPEP, son privadas.