Bolivia es el país con mayor prevalencia de la enfermedad de chagas en el mundo. Más de 600.000 personas están infectadas, y se estima un promedio anual de más de 8.000 nuevas infecciones por picadura de la vinchuca, insecto portador del Trypanosoma cruzi.

Los enfermos de chagas que no logran acceder al tratamiento mueren en silencio y en el olvido, ya que el mal no presenta síntomas hasta la fase crítica, cuando ya no es tratable de forma etiológica. Las zonas endémicas de chagas en Bolivia suelen ser las más desfavorecidas. El tratamiento a tiempo reduce el riesgo de desarrollar problemas cardiacos o digestivos. De ahí la importancia de que la atención gratuita para estos pacientes esté contemplada en la seguridad social y en el sistema universal de salud, incluso en zonas rurales.

La educación y la información también juegan un papel importante para combatirla. Existe cierta resignación a padecer la enfermedad. Son habituales las historias de mujeres y hombres que mueren a edad temprana sin saber que tenían chagas. Es fundamental lograr que la población boliviana cuente con la información necesaria sobre la importancia de llevar a cabo el diagnóstico y acceder al tratamiento de manera oportuna.

A pesar de que la Ley 3374 declara al chagas como una prioridad nacional en todos los departamentos del país, hasta la fecha no existe una reglamentación que permita avanzar en el acceso al tratamiento de toda la población, incluido el chagas congénito o el manejo de las complicaciones de este mal. Es preocupante que, de acuerdo con datos del Programa Nacional de Chagas (PNCH), de las 31.666 personas diagnosticadas en 2015 únicamente el 11% inició tratamiento y solamente el 57% de casos confirmados en recién nacidos fueron tratados.

Durante 14 años los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Bolivia han contribuido a combatir esta enfermedad a través de las actividades de prevención y control vectorial desarrolladas de forma paralela a los servicios de diagnóstico y tratamiento gratuito del chagas. Más de 8.000 pacientes recibieron tratamiento en algunas de las estructuras gestionadas o apoyadas por MSF.

En los dos últimos años, los equipos de MSF proporcionaron apoyo técnico para la implementación de un Modelo de Atención Integral en el municipio de Monteagudo (Chuquisaca). A través de la sensibilización a la población, la formación al personal de salud y el apoyo directo a las estructuras sanitarias del municipio, se logró integrar el diagnóstico y el tratamiento en las 17 estructuras de salud. Durante esta intervención se detectaron 2.259 casos, de los cuales 810 iniciaron tratamiento con benznidazole.

Gracias a un trabajo articulado entre MSF, el Ministerio de Salud, el Servicio Departamental de Salud (SEDES), los Programas Nacional y Departamental de Chagas (PNCH y PDCH), y la municipalidad de Monteagudo se demostró que es posible asegurar el diagnóstico y el tratamiento desde el primer nivel de atención en zonas rurales, como puede hacerse con el resto de enfermedades manejadas desde la atención primaria. Para que esto sea posible es necesario una firme voluntad política acompañada de los recursos necesarios que permitan asegurar la continuidad de la atención, la capacitación del personal de salud y establecer los protocolos básicos.

La experiencia de MSF en coordinación con las autoridades nos ha permitido sistematizar las lecciones aprendidas en un Modelo de Atención Integral de Chagas en zonas rurales, que podría ser utilizado como una guía de referencia para implementar proyectos similares en áreas endémicas del país. Con este manual concluimos nuestro proyecto de atención para la enfermedad de chagas en Bolivia.

Ahora es el turno de las autoridades de salud bolivianas para situar la enfermedad en el centro de la agenda pública de salud. MSF reitera su compromiso para continuar ofreciendo la experiencia adquirida de más de 18 años combatiendo la enfermedad. Insistiremos una y otra vez que este mal puede ser tratado integralmente, incluso en las comunidades más apartadas y vulnerables, solo si se destinan los recursos necesarios y existe un interés de las autoridades sanitarias para combatirlo. De esta forma se podrá evitar que el chagas siga siendo un asesino silencioso.