Que infame excusa es la guerra
¿Acaso es aceptable que un niño, o cualquier persona, muera de un balazo, pero no por gas?
Más de 89 civiles, entre ellos al menos 20 niños y niñas, murieron en un bombardeo aéreo que emitió “gas tóxico” en una ciudad del noroeste de Siria el 4 de abril, según informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). Y como si fuera poco, el hospital donde los sobrevivientes recibían atención fue bombardeado. Según la ONG, que desconoce de qué tipo de gas se trata, los civiles murieron por asfixia en Jan Sheijun, en la provincia de Idlib.
El OSDH, con sede en Gran Bretaña, no pudo decir si los bombardeos provenían de aviones del Ejército sirio o rusos aliados del régimen. Por cierto, el Gobierno de Bashar al Assad lo niega, y asegura que sus fuerzas atacaron una fábrica de gas yihadista. El régimen sirio ha desmentido siempre las acusaciones del uso de armamento químico, en una guerra que ya lleva más de 400.000 muertos desde marzo de 2011.
Y la ONU ha iniciado una investigación, por el uso de armas químicas, que me parece hipócrita. O acaso es aceptable que un niño, o cualquier persona, muera de un balazo, pero no por gas. Más aun, hoy en día cuando la historia, la ciencia, ha demostrado que las guerras son inútiles, ¿puede justificarse la muerte de cualquier ser humano, aun cuando no sea civil, y ya sea por gas o por bombas?
Por caso, las “guerras de independencia” parecen crímenes inútiles, cuando países muy progresistas como Canadá, Australia o la India se independizaron sin derramar sangre. Y la Segunda Guerra Mundial, que significó la muerte de más de 60 millones de personas, quedó deslegitimizada desde que no solamente no terminó con las tiranías, como decían sus autores, sino que consolidó una más poderosa, la estalinista, que luego cayó pacíficamente.
Por cierto, durante su tradicional audiencia de los miércoles, el Papa dijo estar “espantado” por el ataque del 4 de abril en Siria y condenó el atentado terrorista ocurrido días antes en el metro de San Petersburgo, que dejó al menos 14 muertos y 50 heridos, perpetrado por un ciudadano originario de Kirguizistán, de 22 años, pero con nacionalidad rusa. O sea que el fanatismo de Putin contra los extranjeros no tiene mucho asidero. Además, desmiente la aureola que entre algunos ámbitos de la derecha tenía el líder ruso como “muro de contención” contra el terrorismo y de baluarte del cristianismo, cuando Rusia es un Estado multireligioso con diversos territorios musulmanes.
Al principio, la principal pregunta era si el atentado era obra de los separatistas del Cáucaso o un ataque del Estado Islámico que amenazó explícitamente a Moscú por su intervención en el conflicto en Siria, e invocó a los “fieles” del Cáucaso y a los “millones de musulmanes en Rusia” a imponer la sharia.
Evidentemente tampoco tiene sentido la “guerra contra el terrorismo” cuando Occidente lo incuba y hasta lo alienta. No solo porque los terroristas son un gran negocio para quienes, en los países desarrollados, fabrican las armas que usan, sino porque los gobiernos occidentales promueven estatismos, dentro y fuera de sus países, que empobrecen y marginan a millones, creando un excelente caldo de cultivo para la violencia, a lo que hay que sumarle la prohibición de algunas drogas muy dañinas dando lugar al narcotráfico.Para agregar aun mayor confusión, y demostrar que las guerras no tienen lógica, Donald Trump habló con Vladímir Putin y le prometió “apoyo total” en las acciones de Moscú tras el mortal ataque. O sea: apoyará a quién apoya en Siria a quién su país combate, ¿entendió? Yo tampoco.
* es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini; www.alejandrotagliavini.com