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Misterios de la política

Hay muchas cosas que no entiendo, entre ellas, por qué el Movimiento Al Socialismo (MAS), teniendo una posición muy confortable en las preferencias del electorado, haya optado por sacrificar su caudal electoral acumulando poder, sustituyendo el Órgano Judicial por un servicio de control y represión política, y apañando el clientelismo y la corrupción. Algunos opositores y otros tienen más de 30 procesos judiciales en los que generalmente no está claro de qué se les acusa.

Si el MAS se hubiese abstenido de adoptar actitudes totalitarias, podía tranquilamente haber pasado a la historia como la organización que facilitó grandes cambios democráticos para Bolivia. ¿Por qué ha optado por una estrategia que finalmente lo destruirá? No fue en defensa propia, como parecen sugerir los que hacen referencia al movimiento separatista de 2008. Tampoco es creíble el supuesto de que asesores cubanos o venezolanos hayan aconsejado al Gobierno en ese sentido. Por el momento no hay una respuesta a esa pregunta, pero se puede realizar algunas observaciones que pueden contribuir a obtenerla en el futuro.

La hipótesis inicial es que las tendencias totalitarias se generaron desde el interior del propio MAS como resultado de varios hechos concurrentes. El primero se refiere a un movimiento centrífugo de expulsión de su seno de sus cuadros más esclarecidos, privándolo de una inteligencia política. Esto se da como consecuencia de la lucha interna por el poder de miles de militantes poco calificados contra pequeños núcleos de militantes calificados.

La segunda es la progresiva convicción de suficiencia intelectual de sus líderes, alimentada por la zalamería de algunos militantes. Esta va acompañada del discurso sobre lo mal que se portaron en la historia la poca gente que llegó a adquirir educación. Era gente que provenía de familias ricas que mostró poca sensibilidad con las necesidades del pueblo, que ultrajó a los indios y que vendió la patria (en el sentido real y figurado). La tercera es la reproducción del esquema oligárquico de sumisión al patrón llevada por los movimientos sociales al poder central. Una cuarta razón puede ser la idiosincrasia de algunos de los miembros de la élite gobernante, caracterizada por la intolerancia.

La reciente foto de familia con ocho antiguos líderes políticos, varios de ellos expresidentes, renueva el debate sobre la vigencia del Estado de derecho y la democracia. Una buena parte de la clase media recibió con satisfacción esta manifestación y mostró optimismo sobre un posible cambio de rumbo. Pasada la primera impresión, queda la pregunta, ¿qué es lo que proponen? Se presentaron cual si fueran fotos o monumentos antiguos, sin expresión en la cara, sin palabras que lleven a pensar que están dispuestos a cambiar. Casi se diría que piensan que sus presencias y figuras son suficientes para promover un movimiento de opinión que los beneficie. Olvidan que durante los gobiernos en los que participaron se hicieron errores enormes, y que la gente podría permitir el borrón y cuenta nueva a condición que muestren voluntad de no volver a hacer lo mismo o algo similar.

Pero no, parecen decir “apóyennos para volver al pasado”. A un pasado que nadie quiere volver. Incluso uno de estos honorables caballeros acaba de publicar un libro haciendo apología de las políticas neoliberales de los años 90. El recuerdo de octubre negro de 2003 sigue en la memoria de todos los bolivianos. ¿Por qué los políticos que quieren ganar el apoyo del pueblo no ofrecen algo nuevo? Se critica mucho la falta de estudio y análisis del Gobierno, pero podemos preguntarnos si la oposición hace algún esfuerzo para diseñar y proponer un nuevo proyecto.

* es doctor en Economía, director de CIESS Econométrica.