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Desempeño de la recaudación tributaria

La variación positiva de los ingresos fiscales se basa en tres elementos claves de política tributaria

/ 4 de mayo de 2017 / 04:41

En 2016 los ingresos tributarios disminuyeron en 12,6% respecto a 2015, la menor recaudación está relacionada con los menores ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Sin embargo, si se excluye el IDH (relacionado directamente con el precio del petróleo), los ingresos fiscales muestran variación positiva de 4,9%, lo que significa Bs 1.797 millones más para las arcas del Estado. Esta variación positiva se fundamenta en tres elementos claves de política tributaria: primero, capturar los excedentes económicos a favor del Estado; segundo, la ampliación de la base imponible (la cantidad de contribuyentes que deben cumplir con sus obligaciones tributarias); y el tercer elemento se vincula con el control de evasión fiscal.

Durante la gestión 2016, el número de contribuyentes del padrón de Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) se incrementó en 8,2%, es decir en 28.985 respecto a 2015. Asimismo, la autoridad fiscal, a través de espacios de exposición e información, contribuyó con la concientización tributaria, logrando alcanzar una mayor eficiencia en este rubro. Según la estructura de la recaudación en 2016, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) representó el 37,1%, el Impuesto sobre las Utilidades de las Empresas (IUE), el 18,8%; el IDH, 11,5%; y el Impuesto a las Transacciones (IT), 8,2%.

Sin embargo, llamó mi atención el artículo de Roger Benegas Rivero publicado el 12 de abril, en el cual establece que la recaudación tributaria es altamente dependiente del sector hidrocarburos, mismo que, según el autor, disminuyó en 60%. Al respecto, es preciso aclarar que: i) la recaudación por IDH disminuyó en 44% en 2016 (una de las caídas más fuertes desde su implementación); y ii) durante el periodo 2006–2013 este impuesto llegó a representar en promedio 23,8% sobre el total de la recaudación, y nunca llegó al 45%, como equivocadamente señala el señor Benegas en su nota.

Otro aspecto que menciona el referido artículo es el peligro de contracción de créditos del sistema financiero boliviano debido al incremento del Alícuota Adicional del Impuesto sobre las Utilidades (AA-IUE). Al respecto cabe resaltar que según datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi), en 2016 la cartera del sistema financiero boliviano tuvo un crecimiento destacable de 14,7% con relación a 2015. De manera desagregada, la cartera del sector productivo tuvo una participación del 38,2% y la de vivienda social, 8,5%. Además, el sistema financiero registró un 15,3% de rendimiento sobre el patrimonio (ROE) y un 1% de rendimiento sobre activos (ROA), indicadores que continúan reflejando la fortaleza del sector financiero.

Si bien la recaudación por IDH registró influencias negativas en los ingresos del sector público, difícilmente puede generar desequilibrios en la recaudación tributaria, puesto que la recaudación sin hidrocarburos es el verdadero reflejo del buen desempeño de la economía boliviana. Por otro lado, la cartera de créditos se mantuvo en una dinámica destacable, con solvencia patrimonial adecuada, lo que permite inferir que no existe el riesgo de sufrir ningún tipo de contracción de oferta.

* es economista, funcionario del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

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Objetivos cumplidos del Programa Fiscal Financiero-2021

/ 14 de febrero de 2022 / 00:55

Los objetivos macroeconómicos propuestos para 2021 fueron cumplidos. El Programa Fiscal Financiero 2021 (PFF-2021) es el principal instrumento de coordinación de las políticas macroeconómicas y tiene como objetivo volver a la senda de crecimiento sostenible. En este marco, los objetivos del PFF-2021 fueron un crecimiento del PIB de 4,4%, tasa de inflación de 2,6% y déficit fiscal de 9,7% del PIB. Para alcanzar estos objetivos se implementaron diferentes instrumentos de política económica y se retomó una política fiscal expansiva mediante mayor inversión pública, apoyada en el financiamiento interno bajo un contexto de alta liquidez en el sistema financiero. Estas políticas se han reflejado en resultados positivos para 2021, año en el que se estima un crecimiento del PIB alrededor del 6%, inflación del 0,9% y un menor déficit fiscal, es decir todos los objetivos del PFF- 2021 se habrían cumplido con márgenes.

Sin embargo, las metas cuantitativas del PFF-2021 —que son: Financiamiento al Sector Público, Crédito Interno Neto del BCB total y al SPNF, y Reservas Internacionales Netas— habrían registrado desvíos debido a que el financiamiento externo previsto fue reemplazado por financiamiento interno. Esta salvedad ya estaba contenida en el PFF-2021, por lo que la Decisión de Ejecución del PFF suscrito indica textualmente “las metas cuantitativas estarán sujetas al comportamiento del contexto externo y la pandemia; en la medida en que se presente un mayor deterioro de los factores externos o el rebrote del COVID- 19 se intensifique, se requerirá un mayor financiamiento de las diversas fuentes para contrarrestar estos eventos”.

Por un momento volvamos a la gestión 2020, donde las autoridades del gobierno transitorio formularon el Programa Financiero (PF- 2020) en dos oportunidades (la primera en febrero y la segunda el septiembre) porque se subestimó los efectos de la crisis sanitaria mundial y por su mal manejo de las finanzas públicas, lo que le llevó a cometer errores de pronóstico en cuanto a los objetivos principales de crecimiento de la economía, el comportamiento de los precios y el déficit fiscal, errores que el gobierno democráticamente electo tuvo que corregir con una nueva revisión en el mes de diciembre.

En el primer PF-2020 se estimaba un crecimiento de 3,5%, bastante optimista en un escenario donde ya se sabía que el COVID-19 se expandía a nivel mundial, luego pasaron a revisar esta proyección a una tasa negativa de 6,2%, una caída bastante moderada tomando en cuenta la mala administración de la pandemia y la convergencia hacia una política de ajuste fiscal vía inversión pública en plena crisis sanitaria, claro está que al final del año se tuvo que sincerar la caída del producto que superaría el 8,8%. Por su parte, la inflación pasó de 3,4% a 1,1%, debido a menores impulsos por el lado de la demanda agregada.

El objetivo del déficit fiscal aumentó significativamente, de un déficit de 6,6% con un espíritu de ajuste fiscal a uno de 12,1% del PIB, es decir en siete meses se dieron cuenta de que el déficit aumentaría en Bs12.442 millones. Este “pequeño error de pronóstico” ocasionó que los créditos del BCB al TGN aumentaran de Bs 4.137 millones a Bs 15.553 millones y se genere una brecha de financiamiento bastante amplia, misma que el actual gobierno democráticamente electo tuvo que sanear teniendo como resultado aumento de la deuda a Bs 21.435 millones. En síntesis, esta deuda se originó por la mala administración de recursos del gobierno transitorio que se tradujo en casos de corrupción, daño a la rentabilidad de empresas públicas como BOA y ENTEL, por ejemplo.

Hoy llama la atención que algunos “analistas económicos” se hayan pronunciado respecto al PFF-2021, cuando en 2020 se hizo una suerte de adivinanzas con el PF-2020 y con el rumbo de nuestra economía, que al final tuvo que ser corregido por el actual gobierno. Por otro lado, lo más importante del PFF-2021 es el cumplimiento de los objetivos, más allá de las metas cuantitativas que pueden ser perfectibles.

Martín Vallejos Tarqui Economista.

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