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Chile, hora cero

Pobre país, aquí hasta los izquierdistas son de derecha”, rezaba un hermoso grafiti en una calle de Santiago de Chile, cerca de la estación Mapocho. El segundo gobierno de Michelle Bachelet no ha hecho sino confirmar esto.

Y la visión más deprimente, pero más esclarecedora, es la de nueve bolivianos caminando con los pies engrillados rumbo a los tribunales. Solo los presos de muy alta peligrosidad son tratados así. Pero claro, en este acto prima la propaganda, hay un mensaje que está enviando el Estado chileno: bolivianos, estamos sobre ustedes y nos encontramos dispuestos a humillarlos si es que no abandonan sus deseos de salida soberana al mar.

¡Qué lejos que ha quedado Salvador Allende y ese grupo de socialistas que recibieron con los brazos abiertos a los bolivianos que huían de la dictadura de Hugo Banzer! Allende no solo quiso que Chile otorgara una salida soberana al océano Pacífico a Bolivia, sino que fue capaz de morir por sus ideas de justicia social.

Bachelet hace todo lo contario, incluso lo opuesto a lo que hizo durante su primer mandato, enfrenta a Bolivia, enfrenta a los muchos chilenos que apoyan la demanda boliviana, y enfrenta a una negativa opinión mundial.

La fuerza de Bolivia está en ser la víctima de un vecino prepotente y rapaz. Un vecino que es capaz de tratar como a terroristas a militares y aduaneros bolivianos que fueron secuestrados en territorio nacional. Incluso en el hipotético caso de que hubieran penetrado territorio chileno, se trataría de un obvio error.

No otorgar visa a los representantes bolivianos, obligar a un padre de familia a ingresar al penal en calzoncillos, obligar a una mujer indígena a cambiarse de ropa… en fin, es una manera demasiado sólida de ganarse la animadversión del mundo solidario.

Y ésta es solo una muestra. Así que la verdadera izquierda chilena decidió dejar de apoyar a estos “socialistas” tan de derecha y están organizando el Frente Amplio. Seguramente esta política tendrá que pasar por un proceso de unión programática y también de penetración en las masas. Pero ya es un gran avance que alguien sea capaz de borrar en los hechos el grafiti de una izquierda que en realidad es de derecha. Y clarísimamente ese Frente Amplio proclama el derecho de los bolivianos a una salida soberana.

Mientras tanto, seguimos soñando con un país lleno de patriotas que en vez de ir a pasar las vacaciones en Iquique o Arica se den una vueltita por lo nuestro.

* es periodista.