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¡Yo acuso…!

Bajo el título ¡Yo acuso…!, el prestigioso novelista Emilio Zola publicó en 1898 una enérgica carta dirigida al presidente de Francia, clamando por la liberación de Alfredo Dreyfus, quien expiaba en la isla del Diablo una condena por un delito que no había cometido.

“Mi deber es hablar, no quiero ser cómplice. Mis noches serían atormentadas por el espectro del inocente que expía allí, en la tortura más horrible, un crimen que no cometió”, señalaba Zola en su primer párrafo. Y con éste valiente y comprometido acto coronaba no solo una brillante carrera literaria, sino una vida de principios.

Dreyfus había sido sentenciado a cadena perpetua en 1894 por supuestamente proporcionar información sobre la actividad militar francesa a los alemanes, delito que en realidad fue cometido por Fernando Esterhazy, quien había sido absuelto y su lugar fue ocupado por Dreyfus, cuya inocencia, sin embargo, se comprobó documentalmente años después.

La condena de un inocente es siempre un acto execrable por quien lo comete, y debe llamar la atención de la sociedad, la que no puede quedar callada ante la injusticia. Este es el caso de nueve bolivianos inocentes que se encuentran presos en el penal de Alto Hospicio de Iquique, Chile, purgando un delito que no cometieron, ya que cuando fueron arrestados se encontraban realizando acciones para detener el contrabando.

La Fiscalía chilena acusa a los siete funcionarios de la Aduana Nacional Boliviana y a dos militares bolivianos de los presuntos delitos de robo con violencia, porte y tenencia de armas prohibidas y contrabando, en un incidente sucedido el 19 de marzo en un paso fronterizo. De esa manera, un Estado que se jacta del más alto desarrollo humano de América Latina comete, paradójicamente, la mayor injusticia de los últimos tiempos.

La detención de los nueve bolivianos se produjo en momentos en que Bolivia presentaba argumentos irrebatibles sobre la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, por el reclamo boliviano de una salida al Pacífico; por lo que, a todas luces, la aprehensión de los nueve es de carácter político.

Estos ciudadanos bolivianos que son padres, hermanos, amigos e hijos ya llevan dos meses y medio presos, y fueron prejuzgados, acusados de “robo” por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuando fueron detenidos. El Gobierno de Bolivia está tomando acciones para liberar a nuestros compatriotas, y en ese contexto, el ministro boliviano de Justicia, Héctor Arce Zaconeta, señaló con dignidad que los bolivianos no se declararán culpables de crímenes que no cometieron.

Indignarse ante la arbitrariedad refleja autoridad moral y nobleza. No en vano el ‘Che’ Guevara escribió una vez a sus hijos: “Sobre todo sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.

 ¡Yo acuso…!, carta escrita por Zola el 23 de enero de 1898 en el periódico La Aurora de París, es uno de los documentos más importantes de la conciencia de la humanidad, por ser una denuncia pública y valiente de un gran escritor, pero sobre todo de un hombre honrado, ante la injusticia.