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El lado oscuro de la econometría

En un reciente artículo publicado en un periódico de Cochabamba, el Sr. Alejandro Benegas, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, concluye que una supuesta desaceleración de la actividad económica implicaría un aumento de morosidad y una baja rentabilidad bancarias, con posibles efectos adversos en la contratación de nuevos créditos y la evolución futura de la tasa de interés.

A partir de un documento publicado por Garrón y Aliaga en 2013 sobre pruebas de tensión al sistema bancario boliviano, el Sr. Benegas pretende demostrar la relación negativa entre crecimiento de la economía y mora bancaria para 2017. Si bien se podría discutir algunas sutilezas metodológicas de dicho documento, no es el objeto de este artículo, sino la interpretación de esos resultados por el Sr. Benegas.

Lo primero que se tiene que aclarar, y sin necesidad de demasiadas pruebas empíricas, es que la morosidad es una variable procíclica, es decir que aumenta cuando el crecimiento económico es menor y se reduce cuando este último se acelera. Pero lo que no es evidente es la velocidad de ajuste, puesto que existen rezagos de una a otra variable que no son considerados en el análisis.

Por otra parte, se olvida que las elasticidades presentadas en el documento de Garrón y Aliaga son coeficientes que explican relaciones de largo plazo y, por tanto, muy equivocadamente podrían utilizarse para analizar la coyuntura económica de 2017, como inocentemente se quiere extrapolar.

En un examen poco riguroso de la información estadística, se utiliza información del periodo 1998-2011 para levantar conjeturas sobre el desempeño de la cartera en mora de 2017, desde el cual ya han pasado cinco años y cinco meses.

Incluso el propio documento de Garrón y Aliaga desestima que la mora constituya una vulnerabilidad del sistema financiero, debido a que ésta se encuentra en un nivel bastante bajo: 1,65% en 2011, y que ha cambiando poco desde entonces.

Con un análisis desprolijo de los resultados econométricos, el Sr. Benegas concluye un supuesto deterioro de la cartera para 2017. Sin embargo, la cartera de crédito se encuentra creciendo en términos interanual a una tasa de 18%. Eso quiere decir, según el modelo de Garrón y Aliaga, manteniendo todo lo demás constante, que la mora debería caer a una cifra negativa (dada la alta elasticidad que tiene la cartera en el modelo), pero esto no tiene sentido económico. La confusión se halla en la interpretación de los resultados. El modelo recoge cerca del 50% del cambio en la mora, pero no se puede atribuir todo su comportamiento a las cuatro variables explicativas del modelo: tasa de interés activa, PIB trimestral, tipo de cambio y crecimiento de la cartera total.

Es extraordinaria la capacidad fantasiosa con la que a partir de un modelo de otro autor se puede llegar a conclusiones equivocadas. Tomo prestado para este artículo el título del libro de un docente argentino amigo que vino a Bolivia hace unos años para recordar que la econometría admite usos y abusos y no está exenta de contradicciones.