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¿Cuestión de karma?

Para nadie es desconocido que detrás de la proliferación de armas en los hogares estadounidenses se encuentra un billonario negocio, regentado e impulsado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Asimismo se sabe que muchos legisladores, en particular republicanos, apoyan esta lucrativa industria sin importarles la elevada probabilidad de que las armas caigan en manos de personas perturbadas o de organizaciones criminales. Esto debido no solo a las millonarias donaciones que reciben de la NRA, orientadas a garantizarles una silla en el Congreso y una vida más que acomodada, sino también porque, aparentemente, se sienten inmunes ante las matanzas que frecuentemente se registran en el país del norte, entendiéndolas como eventos aislados, ajenos a su entorno; y con mayor razón respecto a los crímenes y conflictos que ocurren en el exterior. Pero nada más lejos de la verdad, tal y como acaban de constatar en carne propia 20 diputados republicanos que fueron acribillados por un hombre armado con un rifle de asalto militar mientras jugaban béisbol en Virginia.

Es de esperar que este lamentable ataque, que ha dejado cinco heridos, sirva al menos para que los legisladores republicanos caigan en cuenta de que nadie está libre de sufrir las consecuencias generadas por el sangriento negocio de la producción y venta de armas.