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Hospitales vetustos

Es sabido que el complejo hospitalario de Miraflores, que incluye el Hospital de Clínicas, el Tórax, el Materno Infantil, el Hospital Infantil y el Gastroenterológico, no solo es el más grande e importante del país, sino también uno de los más antiguos, al menos en el caso de los dos primeros nosocomios. El problema es que su equipamiento también sufre el paso del tiempo.

En efecto, sendos reportajes publicados días atrás dan cuenta del lamentable estado de algunos equipos en los hospitales de Clínicas y Tórax, donde se atiende a varios cientos de pacientes cada día pese a las paupérrimas condiciones en que deben desarrollar sus actividades. Por ejemplo, en el caso del Instituto Nacional del Tórax, donde se encuentran las unidades de cardiología y neumología, el 80% de los equipos tiene más de 40 años de antigüedad y, previsiblemente, muchos de ellos han dejado de funcionar, ora por falta de mantenimiento, ora por falta de repuestos o, simplemente, por ser muy viejos.

El ejemplo más preocupante está en el desfibrilador de la sala de emergencias, equipo que restablece el equilibrio cardíaco, pero hace tiempo que ya no funciona. Lo mismo pasa con otros equipos especializados, y hasta con las lavadoras de ropa o el equipamiento de la cocina. Quienes allí trabajan hacen de la necesidad una virtud, pero es obvio que no basta con la buena voluntad cuando se trata de atender enfermedades que requieren tratamiento especial. A este panorama debe añadirse la falta de suficientes médicos especialistas.

Algo similar sucede en el Hospital de Clínicas, donde algunos equipos tan costosos como delicados han dejado de funcionar por su antigüedad o la falta de mantenimiento y de repuestos. La pobreza en la que se desarrollan las actividades de este importante nosocomio hace imposible reponer los equipos inutilizados.

Hasta donde se sabe, equipar y mantener los hospitales de tercer nivel es competencia de los servicios departamentales de salud (excepto en cuestión de personal médico, que depende del ministerio del ramo), que en el caso de La Paz sufre por un exiguo presupuesto y, por tanto, no logra cumplir con esta delicada responsabilidad, situación que, en extremo, puede costar vidas.

El anuncio del Presidente, hecho años atrás, en sentido de construir un nuevo hospital de especialidades cardiológicas no solo no se ha materializado, sino que nadie puede dar cuenta de qué pasará con tan atractiva iniciativa. Lo mismo puede decirse de una propuesta de ampliar el actual Hospital del Tórax. Urge actualizar la política pública respecto a la administración de los hospitales, pues así como hay una interminable querella con los médicos respecto de sus prerrogativas y privilegios, debe dárseles condiciones mínimamente para que hagan su trabajo de manera adecuada. No hacerlo significa afectar de manera directa la salud de la población.