Aniceto Reynaga: otro caso para la Comisión
Muchas versiones sobre los días 8 y 9 de octubre de 1967 en el Churo y La Higuera afirmaban que además de Willy y del Che había un tercer guerrillero herido que no recibió atención médica y fue rematado. ¿Quién era él? Solo podía ser el cubano Pacho, el peruano Chino o el boliviano Aniceto. Esta última versión se desestimó porque los tres sobrevivientes cubanos creyeron que Aniceto habría sido el primero en morir de un tiro en el ojo, al iniciarse el combate en la quebrada del Churo.
Sin embargo, ahora existen suficientes elementos como para afirmar, con un mínimo margen de error, que el tercero en esta ronda fatídica era precisamente Aniceto Reynaga Gordillo, nacido el 26 de julio de 1940, en una familia oriunda de Macha. Se educó en la mina Siglo XX, pues su padre era minero. Terminó la secundaria en el colegio nocturno Ayacucho y se graduó de maestro en la Normal Simón Bolívar de La Paz. Fue dirigente de la Juventud Comunista de Bolivia (JCB).
José Luis Alcázar, el periodista que vivió muy de cerca los acontecimientos, en un libro publicado en 1969 sostiene: “Entre los guerrilleros están prisioneros el comandante Ernesto Che Guevara y el guerrillero boliviano Willy. Otro rebelde vivo, el boliviano Aniceto, sería capturado al día siguiente, mientras se recogían los cadáveres de dos guerrilleros”.
Guido Tarqui, soldado del regimiento Ranger que hizo guardia en la escuela de La Higuera, en testimonio recogido en 1993 contaba: “(…) el día 9, ya muy temprano escuchamos sonidos del helicóptero que llegaba y poco después nos renovaron (…). A partir de ese momento ya no hicimos guardia, otros soldados se encargaban, pero vi (…) cómo lo sacaron a Simón Cuba para fotografiarlo ahí afuera, también al otro, según nos decían que era de nombre Aniceto (…) tenía una herida muy grave, todo su ojo estaba tapado”.
Diego Martínez Estévez, historiador militar con acceso irrestricto a la documentación castrense, afirma: “Aniceto y Chino murieron en la quebrada cercada” (pág. 86). Pero más adelante, contradiciéndose a sí mismo, sostiene que al día siguiente “Aniceto, herido en el rostro, aún permanecía en la quebrada, lo mismo que Chino y Pacho en otro punto.” (pág. 90).
Daniel James, investigador relacionado con la CIA, escribe en una biografía sobre Che: “El interrogatorio todavía no había terminado cuando se oyeron disparos (…) El Che comprendió al punto lo que había ocurrido: Willy y Aniceto habían sido muertos. El próximo sería él”.
Gary Prado, en su muy conocido libro La Guerrilla Inmolada dice que en el rastrillaje efectuado el 9 de octubre de 1967 Chino y Pacho dispararon matando un soldado, pero fueron silenciados con granadas y ametralladoras. La Compañía B que él comandaba habría hallado el cadáver de Aniceto “caído el día anterior y que en la confusión del momento no pudo ser ubicado”. No obstante, Joaquin Zenteno Anaya, comandante de la Octava División, en una carta de cuatro carillas fechada el 10 de julio de 1968, dirigida al Comandante General del Ejército detallando su actuación en la campaña antiguerrillera, cuenta que el 9 de octubre permaneció desde muy temprano en la zona de combate hasta las 11.00 horas “(…) retornando a LA HIGUERA acompañado por el MY. AYOROA y una pequeña escolta que conducía al guerrillero ANICETO” (las mayúsculas son del original).
Sus familiares, tras una investigación minuciosa sacaron la misma conclusión, Aniceto murió en La Higuera y no en el Churo. A todo eso se añade que Aníbal Quiroga, quien fuera corregidor de La Higuera, relató en 1984 que el 9 de octubre llevaron a un tercer guerrillero herido, y el único en esa situación era Aniceto. Dar por cerrado este caso es una tarea más, entre muchas otras, de la Comisión de la Verdad. Ojalá algún día funcione.